Un dia normal en Bahia Aventura

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Saludos, continuamos con el siguiente capítulo de este relato, el cual poco a poco avanza y nos da un panorama del conflicto que hay entre padre e hijo, el cual no es fácil de resolver, pero ha dado para buenas discusiones, y poco a poco se está acercando a su fin.

Nuevamente, agradezco a todos aquellos que se toman su tiempo para leer mis obras (Marowak-Dark, ToonNickWilde, Magic1758, Angela292929, Demon_Bon y demás gente que comenta, gracias por sus comentarios, hacen que valga la pena el esfuerzo y las desveladas)

Paw Patrol es propiedad de Spin Master Entertainment, fanfic y adaptación, su servidor.

Capítulo 4: Un día normal en Bahía Aventura

Al día siguiente, Ryder acompañó a Marshall al pequeño hotel "Bahía Aventura Inn". Era un pequeño edificio de tres pisos, con apenas doce cuartos, destinado como un pequeño hotel de paso para las visitas que iban de paseo o a vacacionar a la pequeña ciudad por una corta estancia. El joven rescatista y el cachorro dálmata llegaron en sus vehículos, se estacionaron a un lado en la calle y esperaron en la puerta del hotel. Tras unos minutos, salió el jefe de bomberos, acompañado del sabueso dálmata. El cachorro lo miró de reojo sin mucho entusiasmo, contrario al dálmata adulto, quien lo veía con una sonrisa en sus labios.

-Los dejare solos para que platiquen con más libertad -dijo Ryder–, yo iré con el jefe Swersky para discutir algunos asuntos, avísame por el comunicador si necesitan algo.

Marshall asintió en silencio, observando a su dueño y al bombero alejarse, mientras el dálmata adulto se acercó al cachorro y lo miraba con mucho entusiasmo.

-Muchacho, me alegra verte aquí, has crecido mucho, y me da gusto que aceptaras platicar conmigo –dijo Blaze sonriendo y moviendo la cola.

-Qué es lo que quieres? -dijo Marshall, con un tono de voz cortante. Se notaba que, a pesar de haber aceptado platicar con su padre, no era algo que realmente deseara hacer.

-Bueno, la verdad me gustaría que me mostraras tu ciudad, se ve que es muy bonita, y deseo conocer dónde has vivido, además, quisiera poder hablar contigo en un lugar más......privado.

Marshall suspiró, no quería estar mucho tiempo con aquel dálmata, pero trató de ser lo más educado posible, después de todo, solo sería un rato y ya no tendría que verlo después.

-Está bien, sube –le dijo de mala gana, mientras lo llevaba hasta su camión de bomberos.

-Tienes tu propio camión de bomberos? Es grandioso! Aunque es más pequeño que nuestros camiones del recinto, al menos puedes conducirlo tú –dijo Blaze asombrado, mientras Marshall ayudaba a Blaze a subir a su camión. Una vez que los dos dálmatas abordaron el vehículo, el cachorro bombero encendió el motor y comenzó a conducir. Hizo un breve recorrido por toda la ciudad, mostrándole los lugares más habituales y visitados. Lo llevó hasta la Playa Aventura, pasando por el Ayuntamiento de la Ciudad, el parque, la plaza central, incluso lo llevo a visitar el bosque, la granja de Al y Yummy, así como el camino donde quedaba la montaña de Jake. Conforme pasaba por los diversos sitios, hacia una breve descripción de cada uno de una forma monótona y algo apresurada pero concreta, lo suficiente para saber lo necesario de cada lugar.

-Y eso es todo lo que tenemos de interés aquí –dijo Marshall un tanto distante, mientras manejaba sin dejar de poner atención al camino.

-Es una ciudad bastante pequeña, nada que ver con el tamaño y las atracciones que ofrece Nueva York, pero es un poblado muy tranquilo y pintoresco, se ve que es ideal para vacacionar, a diferencia del tráfico y el caos de nuestra ciudad. Supongo no pasan muchas cosas por aquí, así que debe ser algo aburrido para ti y tus amigos –dijo Blaze. El cachorro guardó silencio ante el comentario de su padre y se concretó a seguir conduciendo. Avanzó por la avenida principal cuando vio que Alex le hizo una seña al cachorro dálmata, buscando atraer su atención.

-MARSHALL! VEN! -gritó el pequeño-, NECESITO TU AYUDA!

-Espera un momento –dijo a Blaze mientras estacionaba su vehículo-, que sucede Alex?

-Lancé por accidente mi mochila a ese árbol, podrías ayudarme a bajarla?

Marshall miró hacia el árbol que el niño señalaba. La mochila estaba en unas ramas elevadas, pero calculó la altura y consideró que podía bajarla sin problema.

-No te preocupes Alex, yo la bajare –dijo el dálmata. Acercó el vehículo y ladró el comando para desplegar su escalera. Afortunadamente llegaba hasta las ramas altas, con cuidado subió y tomó la mochila con su hocico, descendiendo sin problema alguno, entregándosela al niño.

-Gracias Marshall –dijo el niño mientras le daba un abrazo al cachorro bombero y se retiraba. El dálmata iba a abordar nuevamente el vehículo cuando oyó una explosión y un grito que provenía de una casa que estaba cerca, y vio que una mujer salió corriendo.

-Mi casa se quema, necesito ayudaaaa!

El dálmata corrió hacia la casa, mientras Blaze observaba la escena. Marshall vio que la sala estaba llena de humo, así que tomo precauciones. Salió y busco las llaves de paso del gas y las cerró con su hocico. Una vez que reviso que no hubiera nadie más, decidió entrar.

-RUFF RUFF, MASCARA! -de su mochila salió una máscara de oxígeno a su tamaño, la cual puso en su rostro y bajó sus lentes de protección. Ya listo para entrar, avanzó hacia la cocina y pudo ver la fuente del fuego: un sartén lleno de aceite que seguro se encendió por un fogonazo de gas. El fuego comenzaba a esparcirse en el resto del inmueble y crecía rápidamente.

-ARF ARF, CAÑON DE AGUA!, desplegó su cañón y comenzó a rociar agua hasta llegar a la fuente del fuego. Una vez que comprobó que el incendio había sido apagado, salió a buscar a la dueña del lugar, quien estaba sentada en el jardín. Regresó a su camión, se quitó la mochila de bombero y se puso su equipo de paramédico.

-Descuide señora, la revisare en un segundo –dijo Marshall mientras checaba sus signos vitales. Aparentemente estaba bien, solo tenía una leve quemadura de aceite en su brazo.

-RUFF RUFF, DESINFECTANTE Y VENDAS!- de su mochila salieron los objetos que invocó, y con agilidad capturó las dos cosas con su hocico. Se acercó para aplicar el desinfectante en la quemadura y puso las vendas en la herida. Blaze seguía observando desde lejos la escena.

-Listo señora, el incendio fue apagado y usted ya está curada, solo procure ver a su doctor para revisar que la herida sane adecuadamente –dijo el cachorro dálmata orgulloso.

-Muchas gracias Marshall, eres muy amable –dijo la señora, mientras le daba un rápido abrazo al cachorro, y la multitud lo aclamaba, lo que hizo sentir al dálmata un poco mejor. Regresó a su camión, se quitó la mochila de paramédico, y volvió a sentase al volante.

-Vaya, eso fue.....intenso, y esos haces todos los días? -preguntó Blaze.

-Sí, es lo que hacemos los Paw Patrol, siempre hay algo que hacer aquí, y estamos dispuestos a dar una pata a quien requiera ayuda –dijo con cierto orgullo. Blaze esbozó una ligera sonrisa ante ese comentario, mientras Marshall encendía el motor de su vehículo y se dirigió al cuartel.

La sombra de un padre (PAW Patrol fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora