Parte VIII

8.2K 1K 133
                                    

Tae Tae es un desastre. Está de tan buen humor que se encuentra disperso por todo el escenario. Corre de arriba abajo, agita sus brazos y grita por la atención de Army incluso entre medio de las canciones y las coreografías.

El concierto está siendo un desorden con todos riendo a causa de él.

Las fans gritan a cada tontería que se le ocurre. Y yo estoy sonriendo tanto que mis mejillas comienzan a doler.

Namjoon nos llama para un cambio rápido tras el escenario y corremos por los pasillos con las estilistas yendo a nuestra siga. Me quito la chaqueta y la camisa a tirones, mientras una de las maquillistas empuja un secador frente a mi rostro. Una nueva sudadera es calzada por mi cabeza. Estoy sudando y con muestras de cansancio en los músculos de mis piernas. Veo a algunos de mis hyuns quejarse sobre lo mismo, sin embargo, de nuevo, Tae nos dibuja una sonrisa al atorarse su propia sudadera con su nariz y escucharlo refunfuñar como una ardilla molesta.

—Hyung, contrólate —Me mofo de él ayudándolo con jalones. La prenda es acomodada y su sonrisa de dientes blancos va dirigida a mí.

—Gracias, Jungkookie —Antes de darme cuenta de lo que hace, planta un beso sonoro en mi mejilla.

Mi mano va derecho a mi moflete, pero ni siquiera tengo tiempo de limpiarlo, porque nos empujan de nuevo a escena.

Al parecer nadie ha notado tal acto, todos van por delante de mí. Por inercia, mi atención busca tu cabellera rubia y no la veo. ¿Te has quedado atrás...? Una noona pone su mano en mi espalda leyendo mi intención de voltearme en tu búsqueda, impulsándome hacia adelante en el último momento y al subir al escenario, caigo contra los brazos de Tae que está ahí para atraparme.

Una ola de gritos nos envuelve y escucho por los altavoces a Suga y JHope comenzar a cantar su clásico Otsukare.

Todo enloquece.

Entre risotadas y vueltas, Tae toma mis brazos y me guía por la pasarela del escenario. Es como llevar a un ebrio a rastras. Se tambalea hacia los lados, balbucea palabras que no alcanzo a comprender y se cuelga de mi cuello cuando sus pies fallan en dar los pasos.

Es divertido de una manera tonta.

Giramos alrededor del otro sin sentido, solo guiados por el momento y la música.

Nos mareamos y caemos.

No pienso en nada más que la felicidad bizarra que siento.

—¡Kook, V, arriba! —RM habla por el micrófono. La música ha terminado y nosotros seguíamos en nuestro mundo. Me pongo de pie con Tae aún aferrado a mi. —Ah, parece ser que V necesita mucho amor y atención hoy.

Army gimotea y vitorea de manera colectiva.

—¿Sería tan amable nuestro maknae de darle amor a su hyung? —Hoseok hyung bromea y aunque niego con mi cabeza, me volteo para besar a Tae Tae en su mejilla tal como él hizo en el cambio de vestuario.

Solo que no cuento con que V ha girado su cabeza en mi dirección, lo que planeé como un beso casto cae directamente sobre sus labios de piquito.

Me congelo en mi posición, un jadeo ahogado sale de los hyungs, no puedo decir específicamente de quién, porque todo lo demás se transforma en un silencio sepulcral roto por los sonidos de cameras capturando el momento.

Eso es todo.

Lo he jodido todo.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora