—¡Jimin!
Te das vuelta a medio paso, apuntándome con el dedo.
—¡No me grites, Jungkook! Eso puedes guardártelo para Tae Hyung, pero a mí no me gritas.
No sueles hablarme en tono autoritario, contando los últimos días y todo lo malo con ellos, no sueles ir sobre mí como mi mayor, así que a mi pesar, asiento de inmediato cuando noto que estás enfadado.
—De acuerdo, —acepto. —lo siento, yo...
—Tu nada, —Me cortas evidentemente saturado. —tu eres un niño. No más que un niño tonto.
Eso duele, eso es un golpe bajo de la peor calaña y me corta al punto de dejarme en mi sitio estupefacto el tiempo suficiente para que te hayas colado dentro de tu cuarto.
—Hyung... —Llamo deteniendo la puerta que deseas cerrar en mis narices.
Refunfuñas, pero me dejas entrar. Y nos encierro dentro. Tu cuarto es el de siempre, sumido en la poca luz que entra de la ventana con las cortinas descorridas.
—No, nada de hyung. —Tomas otra vez la palabra. Nunca te he visto tan reacio a mí, tan asqueado, tan furioso. Te mueves sin que pueda captarte del todo y estás justo frente a mí. Tan cerca que podría tocarte si lo deseara, pero tus palabras me intrigan mucho más justo ahora. —¿Quieres jugar con Tae frente a las narices de todos y besarle en el escenario como si nada?
¿Qué...?
—¿Quieres ser el rumor del idol gay enredado con su compañero de banda? ¿Quieres andar pegado a él a toda hora del día? —Prosigues haciendo mi mente un lío. —¡Bien, haz lo que quieras! Solo no vengas por mí después, no vengas por las noches para colarte en mi cama, ni me mires con ojos tristes como si yo hubiese hecho algo, porque no es así. —Tu respiración errática llama mi atención. La luz adolorida en lo profundo de tus ojos que puedo ver incluso en la oscuridad. Es el filtro, el filtro que pareces haber perdido lo que me hace solo mirarte. Verte desmoronarte. —No me busques cuando Tae no está disponible para ti... si lo quieres a él, déjame en paz.
Ahí está.
Es esa ultima frase, esas palabras me dicen más de lo que me has hablado por casi un mes. El temblor de tu voz, el dolor enmascarado con un montón de emociones engorrosas.
Entre todo eso, está el Jimin que conozco y me acerco a él como solo yo sé hacerlo.
Tomo un tentativo paso hacia ti, porque si esto no es lo que creo que es, voy a mandar todo a la mierda. Mi futuro, mi carrera, mi vida... todo por un vistazo de lo que puede ser, de tu corazón y el presentimiento que se acaba de asentar entre nosotros.
—Cualquiera diría que estás celoso, Jiminie. —Otro paso y te toco. Tomo tu brazo y no lo dejo ir aunque lo tires para tenerlo de vuelta contigo.
Lo piensas por un segundo y te mofas.
—No seas ridículo. ¿Celoso de quién? —Otro tirón para soltarle de mí, otro sin resultado. No te estoy asiendo con la suficiente fuerza, si realmente no quisieras mis manos sobre ti, lo tendrías fácil, así que... ¿por qué no lo haces? En su lugar, peleas, deseas seguir con esto entre nosotros. Me miras con la nariz altanera que dice que tus siguientes palabras son una mentira. —¿Crees que me gusta V?
No tengo que ocultar mi sonrisa, porque sin saberlo estás justo donde te quiero.
—No, creo que te gusto yo.
Las expresiones se congelan en tu rostro.
—No sabes lo que estás diciendo.
Trago saliva y miro tus labios.
—Tampoco creo que tú lo sepas, hyung.
—Jungkook —dices a modo de advertencia, pero lastima que esté más allá de eso.
Es como si una fuerza se apoderara de mí.
No hay miedo, no hay incertidumbre, solo un propósito.
Y te beso, con el alma en los labios y la pasión de mi corazón en mis manos aferrando tu pequeña cintura como punto seguro.
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Serendipia
FanficJeon Jungkook ama a Park Jimin. De eso no hay duda. La naturaleza de su amor por él, es otro asunto. Uno que atormenta al maknae a cada momento y que, al creerse no correspondido, lo llevará a tomar una terrible decisión.