•6• Cuerdas

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Las primeras impresiones de aquella estancia en aquel sótano era cuanto menos un tanto...desagradable.
La oscuridad que lo cubría llegaba a ser exasperante y los casi inexistentes rayos de sol que se colaban tras unos tablones de madera mal colocados no mejoraban la situación. La única compañía que Monika "gozaba" antes del regreso de Thomas era un constante goteo que resonaba en una zona del lugar en cuestión.
La muchacha se arropo con la sábana todo lo que las cuerdas le permitían, tratando de protegerse contra el frío. Comenzaba a sentirse incómoda por los nudos que sujetaban sus muñecas y tobillos al no poder moverlos con normalidad.
Pero había algo peor que todo lo mencionado anteriormente: el olor a sangre y a descomposición que aún reinaba en el sótano, un olor nauseabundo y desagradable, provocando que en cierta ocasión el estómago de la castaña se revolviese.
Ella suspiró, tratando de mantener la tranquilidad y serenidad. Podría ser peor...podría estar muerta. Pero su recién lado superviviente le avisaba que no bajara la guardia, su vida aún no estaba del todo segura. Tal vez Thomas no quisiera matarla o no hubiera dado indicios de ello pero no debía olvidar a su familia, la cual en cualquier momento podría bajar, descubrirla y pegarle un tiro en la frente.
Monika sintió un escalofrío al pensar en eso y negó varias veces, queriendo ignorar esos pensamientos. Unos segundos después esta percibió varias pisadas en la planta superior y escuchó las voces de los Hewitt.

Thomas llegó al comedor de su casa, donde le estaba esperando su muy estricto y militar tío Hoyt con cara de pocos amigos.

-Espero que sea la última vez que nos hagas esperar- le soltó sin más, sin desearle ni un buenos días ni antes ni después. Thomas asintió bajando la cabeza, en modo de disculpa. Los cuatro se sentaron juntaron las manos y se prepararon para su oración -demos gracias al Señor por los alimentos que nos ha brindado...

Una vez concluyó empezaron. El desayuno transcurrió de un modo silencioso, algo tristemente común. Una vez terminaron Tommy esperó que su madre y su tío se fuesen a trabajar y que su tío Monty estuviera enfrente del televisor e ignorar todo a su alrededor puso en marcha su plan.
Con toda la sutileza que le permitía su increíble fuerza y gruesa anatomía fue de nuevo hacia la cocina, tratando por todos los medios de que Monty no lo escuchase. Tomó un plato limpio y dejó los sucios en el lavadero, puso sobre este unas lochas de jamón, queso, pan y un vaso de leche.
No era mucho y Thomas lo lamentaba pero era lo único que su familia podía permitirse, además no podía darle a Monika un plato con carne humana.
El siguiente paso era llevar la bandeja abajo, debía hacerlo deprisa y sin llamar la atención. Decidió dar pasos cortos, sin hacer chirriar demasiado la madera bajo sus pies. Al pasar justo enfrente del salón sintió un gran alivio al ver a su tío estar profundamente dormido y con la televisión encendida.
Agilizó su paso hasta la puerta corredora del sótano, la abrió y bajó las escaleras como normalmente lo hacía.

Monika oyó como la puerta de la habitación en la que ella se encontraba se abría y en esta apareció la figura de Thomas con una bandeja. La menuda lo miró extrañada y él se le acercó, se sentó en la silla y le tendió el objeto que estaba en sus manos. La castaña no se percató del hambre que tenía antes de que el pelinegro le llevase comida, miró a esta con un deseo disimulado.
Tommy señaló el desayuno y después a Monika, "diciéndole" que aquella comida era para ella. Luego él tomó un poco de queso y se lo dio.

-Gr...gracias- le dijo la chica hambrienta para después morder la mitad de aquel delicioso queso. Le rugían las tripas y no tardó apenas en devorar el plato entero sin decir palabra. Tan hambrienta estaba que olvidó e ignoró por completo el olor a cuerpo que habitaba allí.
Mientras ella bebía la leche Thomas no paraba de mirarla y otra pequeña sonrisa apreció en su rostro tras su máscara de cuero. Monika le parecía realmente muy linda. Cuando esta acabó y bajó el vaso mostró que se marchó con el líquido en los labios, creando como un arco blanco en su parte superior. Aquella imagen provocó que Tommy soltara una pequeña carcajada medio ahogada y que la castaña lo mirara confundida -¿qué ocurre?- le preguntó, a lo que este le apuntó a la boca, se acercó a ella y con el pulgar limpió la zona sucia. Esta sonrió y río levemente pero se detuvo al ver los ojos negros de Thomas tan cerca suyo. Ambos se miraron fijamente por un buen rato hasta que se dieron cuenta de la rara situación que se había formado. El hombre apartó la mirada confuso y se levantó de la cama para regresar a sus quehaceres en la otra parte del sótano, dejando a la menuda de nuevo sola en la cama y con confusión.

Pasaron un par de horas de completo aburrimiento en aquella sala mientras escuchaba a su "captor" trabajar casi al lado suyo. Pensó en que podría pedirle a Thomas en que si le pudiese devolver su mochila con su libreta...siempre y cuando no se hubieran desecho de sus cosas antes.
Se mantenía tranquila hasta que sintió ganas de ir al baño, se cruzó de piernas, no aguantaría demasiado.
Cuando Thomas volvió a entrar la vergüenza y los nervios se apoderaron de ella.

-Di...disculpa- le llamó casi susurrando pero suficientemente alto como para que la escuchara. Él se giró y se encaminó de nuevo hacia su persona y ladeo la cabeza -yo...necesito...- Monika se sonrojo y trago saliva -necesito ir al baño...

Thomas tardó unos segundos antes de asentir. La destapó y la tomó en brazos, tendría que repetir la técnica de antes. En ese momento se dio cuenta de lo verdaderamente ligera que era Monika y lo pequeña que era en comparación a él.
Chisto a la castaña como una indicación de que debía estar callada.
Subió las escaleras y prestó atención: no había un solo ruido y el único sonido que se distinguía eran los ronquidos de su tío. Avanzó lentamente hacia el lavabo de la casa y al llegar dejó a Monika en el suelo, apoyada en la pared.

-Necesito que me las quites- le susurró la menuda. Él la miró confuso y ella levantó sus muñecas -las cuerdas...por favor- le explicó. Tommy la miró tenso, si le quitaba las ataduras ella podría ver una oportunidad de escape, ella podría marcharse, correr...irse de su lado. La castaña suspiro y mantuvo la tranquilidad -mira, sé que no te fias de mí y lo entiendo perfectamente. No puedo escapar...no sería razonable enfadarte y...abusar de tu confianza si me das esta oportunidad. Solo liberame por un par de minutos y luego puedes volver a atarme, te juro que tardaré menos de dos minutos.

El hombre la miró antes de relajarse y decir "sí" con la cabeza. Desató las muñecas y tobillos de la chica, dejando ver unas marcas rojas de las ataduras...tal vez la había apretado demasiado. Monika entró al baño e hizo sus necesidades, se lavó las manos y la cara y salió en el tiempo dicho.
Encaró a Thomas y le sonrió levemente, tendiéndole las manos de nuevo. Él volvió a atarla pero procuro aquella vez ser más cuidadoso y firme a la vez, la llevó de nuevo en brazos y con la misma precaución que las veces anteriores volvieron al sótano.
Tommy la dejó de nuevo en la cama y se decidió a limpiar aquella estancia.
Poco a poco, pero el lazo y la confianza de ambos crecía día tras día.

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2018 ⏰

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Aquella chica extraña. [La Matanza de Texas| Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora