•5• Desayuno

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Ya eran pasadas las dos de la mañana y por fin Thomas terminó con todos los huéspedes, con todos excepto con Monika. Estaba agotado pero por suerte había bastante comida para varios días y podría descansar, por ello se apresuró en llevar la carne a la cocina y guardarla en la nevera.
Decidió dormir ese día en su sótano. Caminó lo más sigilosamente posible al cuarto y abrió la puerta con cuidado, confiaba en que la castaña ya estaba dormida y no quería despertarla. Cual fue su sorpresa al ver a Monika sentada en la cama, apoyando su cabeza en la pared y mirando a la nada. Cuando esta se dio cuenta de la presencia de Thomas trató de incorporarse y parecer tranquila ante su molestos ojos.

-No podía dormir...lo siento- se disculpó con la cabeza baja y la voz cansada, los gritos de dolor y agonía de Jeff y su hermano aún resonaban en el cerebro de la menuda. Tommy soltó un suspiro y se encaminó hacia ella. Al estar frente a frente a esta la tomó de los hombros e hizo que se tumbara de nuevo y la arropara con la sábana -¿por qué...por qué no me has matado?- preguntó ella observando directamente a los ojos negros de Thomas.

Este se quedó quieto un momento sin dejar de mirarla y negó con la cabeza. ¿Cómo iba a responder algo cuándo ni él mismo sabía la respuesta? Simplemente se dejó llevar por el fuerte deseo de su corazón de dejarla con vida, y era incapaz de entender la razón de ello.
Entonces Monika fue capaz de percatarse de algo.

-Disculpa, no...¿no puedes hablar?- interrogó. Ante esto Thomas bajó la cabeza negando otra vez, nunca aprendió a hacerlo, solo era capaz de transmitir sonidos, quejidos, ect pero nunca supo como decir una frase o una palabra. La menuda, en vez de asustarse por la posible represalia del hombre, se entristeció. Sacó las manos, unidas por una cuerda, y posó una palma sobre la mano de Tommy -lo siento...no quería molestarte, solo...quería saber tu nombre...

Thomas levantó la mirada enseguida, la bondad y amabilidad que le daba Monika a pesar de haber intentado matarla y luego haberla "secuestrado" le sorprendía cada vez más. Se dirigió entonces a la mesilla de escritura y sacó un trozo de papel y un lápiz roto y comenzó a escribir. Las habilidades de escritura de Thomas tampoco eran excelentes, por lo que tardo un poco en escribir su propio nombre.
Una vez terminado le extendió el papel a la castaña para que lo leyera, ella dibujó una pequeña sonrisa en su rostro y le dijo a Tommy su nombre, aunque este ya lo sabía.
La sonrisa de Monika, por pequeña que fue, le provocó unos latidos irregulares y fuertes a Thomas y otro enrojecimiento en sus mejillas. Guardó el papel en el bolsillo de su delantal para después sentarse en el borde de la cama. Posó su mano sobre la frente de la muchacha y la deslizó hasta llegar a los ojos, cerrando sus párpados, dando a entender que tenía que dormir ya, ya era muy tarde en la madrugada. Monika entendió sus intenciones y mantuvo los ojos cerrados, aunque la incapacidad de dormirse aún le era presente. Oyó como Thomas arrastraba la silla hasta quedar a su lado y escuchó como él se sentaba.

-Buenas noches, Thomas- le deseó la chica. A decir verdad el nombrado siempre había odiado todo de él, incluso su nombre, pero al oirlo de la boca de Monika le gustó, incluso le pareció lindo en cierta manera. Gracias a Monika Thomas pudo realizar algo que no había echo en mucho tiempo: sonreír.
No tardó en quedarse profundamente dormido en la silla.

Monika abrió los ojos para observar a la gran varonil figura de Tommy. Por mucho que lo intentara no le temía a Thomas, aún recordando todo lo que hizo, ni le odiaba siquiera. Lo miró de arriba a abajo atentamente y se paró en su máscara de cuero. Se preguntó porque la llevaba y tuvo ganas de saberlo, pero al recordar la tristeza de sus ojos cuando ella supo que era incapaz de hablar borró esa idea de la cabeza. Aunque esperaba que sí si iba a permanecer en ese sótano junto con él pudieran tener la suficiente confianza el uno en el otro con el tiempo.
Miró arriba, al techo, y sintió como sus ojos comenzaban a picar y como sus músculos se relajaban. Volvió a mirar a Thomas una última vez antes de caer también profundamente dormida.

Y por fin amaneció. Normalmente Tommy se despertaba antes de la siete ya que, aunque no lo parecía, tenía el sueño ligero pero el agotamiento y haberse acostado tarde fueron factores que le impidieron darse cuenta de la hora. Sin embargo el oír pisadas provenientes de las escaleras del sótano le hicieron despertar. Lo primero que vio fue a Monika durmiendo, apoyó su rostro en el respaldo de la silla observándola descansar.

-¿Thomas?- un segundo después de oír eso se levantó de la silla tan rápido que esta se calló, despejándose y llenándose de nervios un segundo después. Esa voz pertenecía a su madre -Thomas, es hora de desayunar ¿estás aquí?- acto seguido Luda tocó a la puerta. Tommy miraba a todos lados, indeciso de que hacer.

-¿Qué ocurre?- acto seguido Monika despertó. Enseguida él tapó su boca con su mano y siseo diciéndole que se callara, ella asintió extrañada por su repentina reacción.

-¿Hijo?- Thomas ya no podía hacer esperar más a su madre o esta empezaría a sospechar, antes de abrir la puerta se dirigió a la castaña y volvió a indicarle que no hiciese ningún ruido y acto seguido abrió un poco el portón, solo dejando ver su cabeza -siento despertarte hijo pero tienes que venir a desayunar. Hoyt y yo estamos apunto de irnos y ya sabes como se pone tu tío cuando lo hacen esperar- Tommy asintió varias veces, lo que hizo sorprender a Luda -¿pasa algo ahí dentro?- preguntó frunciendo el ceño. Thomas negó igualmente nervioso y salió para cerrar la puerta tras de si.

Ambos subieron al piso de arriba, en el comedor, dejando a Monika sola en aquella habitación oscura y silenciosa, con un fuerte olor a sangre. Resulta que el comedor estaba encima del sótano.

Aquella chica extraña. [La Matanza de Texas| Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora