Rostros

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El otro día me quede dormida en el sofá soñando de manera extraña con un tipo. ¡Vaya tipo! cuando de pronto Amanda me saca de lo único bueno que me había pasado en el día, llamando a la puerta.


24 de abril.

Amaneció lloviendo yo deje mi ropa en el tendedero del edificio que esta en la terraza, la verdad no tenia planeado que lloviera, me aproxime a irla a traer porque no me la pondría mojada, lo único que no quería era toparmelo en el pasillo porque no amanecí ni de humor, ni de nada para saludar a alguien menos a el, iba corriendo, con la almohada aun marcada en la cara, nunca había dormido tan bien como esa noche, subí lo mas rápido que pude, cuando llegue había alguien de estatura no muy alta pero se me hacia familiar, tenia camiseta negra, pantalones negros y no tenia zapatos puestos igual que yo.

Tome mi ropa del tendedero y resople. - Ya es momento de una secadora Adeline-.

Con un cigarrillo en la mano el chico se me aproxima sin percatarme, cuando ya estaba en mi costado habla casi en mi oído. - Deberías ser mas rápida, te estas empapando -.

Lo que instantáneamente me hizo enfurecer, cuando me voltee para verlo a la cara, solamente quede paralizada como si la muerte y la vida la tuviera enfrente, sera porque directamente mi vista se dirigió hasta sus ojos hinchados y su aliento a cigarro me hizo babear. Pero algo dentro de mi me dio un vuelco a la realidad y me voltee seguí en lo mio, mientras en medio de la gran tormenta le grite diciéndole. - Y a ti en que te importa, mejor sigue en lo tuyo y yo en lo mio -.

- ¿En lo mio? - me pregunto extrañado.

- Claro. - conteste indiferente con las manos llenas de ropa.

Me lanzo una mirada fría y siguió fumando mientras miraba, quien sabe que bajo la lluvia recia.

Baje rápido, abrí la puerta rápidamente solté el volcán de ropa en el sofá, me senté y pensé: - Oye Adeline, no deberías ser tan mala-. 

*Ahí me tienen en mi intento de ser amable*.

Corrí a la cocina, hice café y subí a la terraza nuevamente, ahí estaba el, de manera idiota mojándose solo porque si.

- Oye! - dije entre tanta gota cayendo del cielo.

Se voltea hacia mi y se señala así mismo con cara interrogante.

- Si tu, quien mas? - rodé los ojos. - Ven, te invito a una taza de café - y me acerque un poco.

- Sabes que es algo estúpido estar aquí bajo la tormenta, es fácil pescar un resfrió de esta manera-. Argumente.

Me miro. Y es que cuando me mira siento un choque en el pecho, en el alma, en la mente, en el cuerpo, voltee la mirada a otra parte, le tome la mano y lo jale siguió mis pasos hasta que llegamos al depa casi a jalones. Entramos busque una toalla y le dije - Debes cercarte -, proporcionándole la toalla. 

Mientras hacia el intento, busque un par de prendas que tenia de mi hermano la ultima vez que me visito.

- Ponte esto -. le di una camiseta que use la noche pasada, aveces las utilizaba para dormí como prenda única, la tomo y se quito la suya no pude evitar escanear su pecho y abdomen desnudos, nada de que admirar, fui tan evidente que sus palabras - Oye lo siento hace mucho que deje el ejercicio - lo que básicamente me ruborizo y voltee la mirada y mis pasos hacia la cocina, - El café ya esta, ¿negro o quieres leche?-.

- Como lo tomas tu? - me dijo mientras entraba a la cocina y busco una taza.

- Mmm lo prefiero negro sin azúcar, pero es algo que las personas no aprueban así que no se tu - expreso, con mi lenguaje indiferente.

En Agosto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora