3# Carta.

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Su mano temblaba más de lo normal, parecía nervioso, no... No parecía, lo estaba. Tercer sobre, tercera carta. ¡Parecía desesperado! Incluso hasta podría decirse que se había vuelto algo "antisocial" y paranóico desde que comenzó este juego.

¿Pero qué podría hacer? ¡Le encantaba! Hasta ya tenía pensadas todas las preguntas, respuestas y emociones que pondría en aquel papel, aunque, también tenía preguntas en mente sobre aquella.

«¿Qué tendré que poner hoy?—pensaba—, ¿qué me preguntará?, ¿me aceptará cómo soy?»

Respiró hondo y la abrió delicadamente como si estuviera en llamas—aunque él lo estaba, por dentro—. Abrió el sobre totalmente y sacó el papel. Deseaba, ansiaba y esperaba con toda su alma que ese chico lo aceptara, que lo quiera, que sea su amigo...

¿Su amigo?, bueno, obviamente querría eso. Aquel chico era buena persona y seguramente iba a comprender lo de su sexualidad... O sea, estamos en el siglo XXI, obviamente lo iba a comprender... ¿O no?


Sabía que si ese chico no aceptaba su sexualidad, estaría muerto. Es más, no le encontraría sentido a la vida. ¡Oh por dios! ¿Qué estaba pensando?. Sinceramente, pareciera que exageraría. Pero, su mente se confundía en algunas ocasiones.


«Es mi única esperanza».


Sacó la carta. Vamos bien. Se fijó en la puerta; nadie venía. Seguimos bien.

Comenzó a leer:


«Hola, T


                          ¿Enserio que eres homosexual?, wow. Bien, eso fue... ¿excitante?, no, esa palabra no es la correcta. Bueno, supongo que el mundo es pequeño en algunas ocasiones, y digamos... que amo las coincidencias»


Cerró los ojos. ¿Aquel jodido chico le estaba diciendo que amaba las coincidencias?, ¿pero por qué?.

Su corazón comenzó a latir más rápido como si estuviera en medio de una estampida. Abrió los ojos y siguió leyendo. ¡Muy bien! Sigue, no dejes de leer.


«... ¿Por qué?, bueno... Digamos que, descubrí mi sexualidad hace más de dos años, y sí. Es igual que la tuya. ¡Que pequeño es el mundo!, ¿verdad?»


 No sentía sus latidos por lo que observó el espejo. ¡Estaba blanco! No, no. Ahora mismo podía presenciar como un sonrojo decoraba sus pequeñas mejillas. ¿Se estaba sonrojando?, sí. Y también, ¿saben que pudo presenciar?, su sonrisa. Era como aquellas sonrisas que le das al monitor, o a la pantalla de tu celular cuando hay un mensaje de aquella persona. O de esas sonrisas que ves en las verdaderas bodas, o no lo sé. No hay suficientes ejemplos para describir cuan cálida y brillante era su sonrisa.


Abrió los ojos sorprendido. Estaba sonriendo, estaba feliz, estaba ansioso de seguir leyendo:


«...  ¡Que emocionante! Deberíamos juntarnos, oh mierda. Es verdad, aún no podemos. Me olvidé decirte algo, y muy importante. ¿Recuerdas las reglas?, inventé dos más cuando supe aquello. ¿Quieres saberlas?, ¡sigue leyendo, compadre!»


Estrechó la carta contra su pecho, y literalmente, la abrazó. Como si ese chico, fuera aquel pedazo de papel. Suspiró, sopló, siguió sonriendo. ¿Qué más necesitaba?, con tan solo tres cartas de ese chico... él podía vivir toda una eternidad. No quería terminar de leerla, no quería que termine nunca. Era feliz, y quería seguir siéndolo.


¿Pero qué más daba? Todo algún día se acaba, hasta la vida.


« Bien, la primer regla sería tratar de imaginar al otro cómo sería. ¡Sería divertido!, y bueno,  puedes dibujar, describir o usar algún modelo o algo para decirlo. Aunque, esta regla será dada luego de que yo lea tu respuesta en esta carta, ya que ahora, nos describiremos cómo somos físicamente. ¡Yo empiezo!: Soy rubio (lo sé, imagíname super sexy), con ojos verdes.»

Juego de letras (Yaoi-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora