❝ CAPÍTULO O8 ❞

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La rubia, a causa de la sorpresa, separa a la rizada bruscamente. Sus ojos son dos platos relucientes y su boca es del color de una rosa roja. Brianna se arrepiente de tan precipitada acción.

Rogie da largas y sonoras inhalaciones, su mirada está posada en el suelo. No quiere que Bri vea su rostro rojo chillón.

—Yo... Rogie, l-lo siento...

—Sólo cállate y bésame, idiota.— habla en voz alta, decidida, sin importarle que su cara se vuelva más rojiza o su madre despertara.

Sus manos, que antes estaban posadas en los hombros de la castaña, viajan a la camisa de ésta y de un fuerte tirón vuelve a unir sus bocas. Brianna se sorprende en un principio, pero no pasan más de dos segundos para que se dejara llevar por aquellos suaves labios.

El beso es lento, pero aún así demanda mucho. Es él se hallan tantos sentimientos escondidos, tantas palabras que jamás pudieron expresar... Brianna lo necesitaba, Rogerina mucho más.

Haciendo puntillas de pie, Rogie pasa uno de sus brazos detrás del cuello de la castaña, atrayéndolo más hacia ella. La rubia queda apoyada a la pared y con los largos brazos de la rizada acorralándola. Suelta el agarre de la camisa y posa, también, su otro brazo por el mismo lugar. El beso se vuelve más profundo, aún con ese toque dulce y lento.

Se separan y vuelven a unirse sucesivamente.
Desean poder aguantar más tiempo sin aire.

Con sus cuerpos más relajados, ambas chicas se encaminan, sin acabar con los besos y la rubia en puntillas, hacia la puerta.

—Rogie— beso —ya— beso —debo— beso —irme— beso.

—Aún no, por favor.— susurra sin alejarse del rostro de la más alta.

Bri guía sus manos hasta las acaloradas mejillas de la rubia —Ya es demasiado tarde, mis padres se preocuparan.

—Ahora te aguantas.— sonríe.

Esta vez la castaña toma la iniciativa, contradiciendo su comentario, y besa a la rubia. Esos labios deberían de ser un pecado, piensa.

Rogie tantea la puerta para hallar la manija, una vez hecho abre la puerta. Las féminas dan una vuelta entre caricias y besos, adentrándose al hogar.
En cierto momento, Rogie abre sus ojos y...

—¡¿Qué mierda hacen aquí?!

Brianna se exalta por el agudo grito de Rogie, y dirige su mirada al lugar donde ve la rubia..

Carajo, ¿por qué tuvo que voltear?

—Aquí vivo, mi amor.— contesta en tono calmo la señora Taylor, saliendo de su visible escondite (la pequeña mesa de luz frente la puerta).

—¡¿Pero qué hacen ellas aquí, mamá?!— Rogie abraza a Bri, la cual se encuentra aún de espaldas, escondida en el hombro de la bajita y con sus manos tapando su cara.

—¡Nosotras vivimos aquí también, rubia tarada!— exclama Frida defendiéndose, saliendo detrás de la mujer mayor.

—¿Puedes decirme desde cuándo?, ¡porque no me enteré al parecer!

—De hecho, tenemos apartamento propio, pero se nos olvidó pagar la renta y nos echaron, entonces vinimos aquí.— añadió Johanna, dejándose ver al salir detrás de su pareja.

—Jo, amor mio, querida, mi cielo, ¿no crees que debes ir a dormir?.— pregunta en un tono molesto malamente disimulado.

Johanna no hace más que sonreír y encogerse de hombros.

—¡No me importa si las corrieron o qué! ¡Les pregunto por qué putas estaban aquí escondidas como nenas chiquitas!

Al ver las expresiones de las mujeres, Rogie entrecierra sus ojos, teniendo una idea del porqué.

—¿Acaso nos estaban espiando?

Bueno, Brianna habló por ella.

—Ay, ricitos, ¿qué cosas dices? claro que no.— habla nerviosa la pelinegra.

—Oh, Brianna, eso es de muy mala educación. Y sabes que yo no soy así.— responde la mujer mayor de la misma forma.

—Umm... ¿qué pasa si digo que sí?.— se suma Jo, jugando con sus dedos.

—¿Recuerdas tu castigo? Bueno, ahora serán dos semanas sin tostadas con queso, querida.

—¡¿Por qué lo hacían?!— interrumpieron la rubia y la castaña.

—Porque tengo el derecho como madre a saber sobre las relaciones sentimentales de mi hija, ¿no lo crees?.— se defiende la mujer mayor.

—La concha mia con tus derechos.— susurra.

—¡Rogerina!

La rubia suspira sonoro. Sin querer saber más sobre cómo, cuándo o por qué hicieron lo que hicieron aquellas mujeres, agarra del brazo a la castaña y se dirigen a su cuarto, lejos de todas las miradas. Una vez dentro, cierra con llave la habitación.

Toma las manos de la rizada entre las suyas y se encaminan hacia la cama de dos plazas. Bri se quita los zapatos, y ambas se hacen un lugar entre los peluches y almohadones.

—Disculpa todo ese alboroto de allá abajo.

—Tranquila, es algo común... creo.

—Si tienes una madre que no entiende el concepto de privacidad, sí.

—Creo que debo ir acostumbrandome si mi suegra será así siempre.

Rogie voltea su rostro y queda unos cortos segundos observando a la rizada.

—¿Cómo haces para gustarme tanto, Brianna?

—No me creerías si dijera que ni yo lo sé.

Brianna casi se golpea con la pared al sentir el peso de la rubia sobre ella.

—Eres lo mejor de lo mejor, Bri, por eso es difícil creer que esto sea verdad.

La rizada corresponde el abrazo.

Entre risas, y sin despegarse de la otra, ruedan por toda la extensión de la cama, tirando uno que otro peluche o almohadón.
Unos besos por esta mejilla, otras por esta, vueltas y más vueltas después son necesarias para que Bri y Rogie quedarán completamente dormidas, abrazadas de cucharita, a las seis a.m., en una calma completa y sin nada ni nadie que las molestaran.

Ya más tarde se preocuparían por darles una excusa convincente a los padres de Bri.




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Novecientas y pico de palabras, algo considerable después de haberme olvidado de esto.

No se crean que las wachas iban a hacer un "touch and go". No, señor. Si se van chapar háganlo bien, ah.

Debo decirles que los capítulos siguientes no están planeados para ser de la misma manera. Me van a decir: "¿Qué boludeces andás diciendo, Abril?" Bueno, darlings, todo libro tiene un problema que resolver, y esta fic no se queda atrás. No entraré en detalles para no joderles la historia, sólo venía a decirles eso y desaparecer por mil años más, ahre no.

Las quiero con mi inocente corazoncito. Besitos besitos, chau chau ❤

ROGERINA HAS A DATE • fem!maylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora