-¡¿Que tú qué?!
-Cariño, no grites, nuestros gatitos están durmiendo.
-Ve afuera. ¿Listo?
-Sí, listo.
-Bien...- respira hondo -¡Cómo se te ocurre avisarme recién ahora que no puedes llevarnos!, ¡no ves que la chica no tiene qué ponerse!. ¡Johanna Deacon te quedas sin tijeras por una semana!
-¡¿Qué?! ¡Oye, espera! ¡Nunca me dijiste sobre qué se trataba, por eso te dije que no podría llevarte!
-Hubieses preguntado, mi amor.
-Frida no me hagas esto...
-Te doy veinte minutos. Si en ese o menos tiempo no apareces ¡olvídate de verme en lencería por el resto de tu vida!
-¡No se diga más! Allá voy.
Frida aparta el móvil de su oreja y finaliza la llamada. Acomoda su flequillo y da media vuelta. Moviendo sus caderas, se dirige hacia las escaleras frente la puerta, donde se encuentra sentada la rubia.
-Ya todo está solucionado, cariño.
-Ya lo oí- ríe -Pobre Jo, se quedará sin sexo.
-A veces hay que tomar medidas drásticas, linda.
Ambas muchachas ríen. Frida se sienta junto la rubia.
-Oye, cariño, ¿en serio te encuentras bien?- pregunta la pelinegra. Da una ojeada a la calle, esperando que uno de los autos pare.
-Sí, ¿por qué preguntas?
-Es que hace poco te veía tan feliz y ahora... parece que estamos en un velorio o algo.
Rogie hace un globo con el chicle en su boca, lo masca unas cuatro veces y lo tira en medio de la vereda. Levanta sus lentes de sol y deja ver sus enormes ojos celestes.
-Ya te dije- suspira -... no estoy muy segura sobre ir. Esto es nuevo para mí. Digo, tuve varias citas con chicos, y chicas también, pero nunca terminaban bien. Y no me importaba - sus ojos se pierden en la vereda manchada por pintura. Aquella con la que Bri y ella jugaban -. Con Brianna es distinto. Muy distinto. Ella en serio me gusta y temo arruinarlo como lo hago siempre.
Frida escucha atentamente cada palabra que sale de los rosados labios de la fémina, a la vez que acaricia el cabello de ésta. Oye su voz a medio quebrarse.
-Rogie- se acerca más ella y la abraza -, créeme cuando te digo que no arruinarás nada. Sólo se tú misma. Bri te quiere tal cual eres. Y si me aguanta a mí, seguro podrá contigo.
Rogerina sonríe por el comentario y apoya su cabeza en el hombro de la mayor.
-Gracias..., ya sé porque Johanna te ama tanto.
-Oh, no es sólo por eso...
-¡Oh, mira allí llegó!. Que oportuna, ¿no?- avisa un tanto avergonzada.
Y tal cual mencionó, allí se encuentra Johanna, saludándolas con su mano derecha.
Ambas chicas se ponen de pie al mismo tiempo y caminan hacia la castaña.
-Hey, Rogie, ¿qué tal todo?- saluda alegre.
-Mucho mejor que tú, Jo.- contesta en tono burlón, guiñándole un ojo.
La castaña frunce su ceño sin entender a qué se refiere la rubia.
-Rogie, cariño, recuerda que tienes una cita y esta hada madrina tiene una con el peluquero.- habla con voz cantarina, adentrándose al auto.
Rogerina imita la acción de Frida y se sube al auto.
Mientras tanto, Johanna tiene mil dudas carcomiéndole la cabeza. Hasta que se anima a preguntar:
-¿Frida, eso que dijiste no era cierto?, ¿verdad?- se puede notar muy bien lo asustada que se encuentra.
-Oye, Rogie, ¿qué opinas sobre un lindo vestido con brillos?- pregunta Frida ignorando a la castaña.
-¿Frida?- Jo se sube al auto y mira por el espejo retrovisor a la mencionada.
-¿No crees que será mucho?- Rogie le sigue el juego a la fémina.
-Para nada.
-¡Oh, vamos! No sabía que lo decías en serio.- Exclama la castaña en un lloriqueo, haciendo arrancar el auto.
Frida y Rogerina ríen por el lamento de la castaña.
El resto del camino hacia el shopping se pasó en ignorar y hacer bromas indirectas a Jo. Un largo y agotador camino para ésta.
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ROGERINA HAS A DATE • fem!maylor
Fiksi PenggemarRogerina, Rogie o Rubia Tarada, es la típica chica mala de película juvenil estadounidense. Sarcástica, desinteresada, trae locos a los hombres, inspira miedo en varios; una perra en palabras de sus compañeras, una diosa en palabras de sus compañero...