Al irse Steve me senté en la cama y me agarré la tripa con fuerza. No me dolía la costilla rota pero poco a poco estaba volviendo a sentir aquella fatiga y aquellas nauseas que tanto odiaba. El mal estar era sostenible pero conocía perfectamente el proceso y, después de tantos días, todo comenzaría a ir a más. Recuerdo cuando Nate sostenía en sus manos la magia que podía curarme y me obligaba a mantener relaciones con él si quería obtenerlo y sentirme bien otra vez. En esos momentos yo hacía lo que hiciera falta para olvidarme del dolor y del cansancio que me iban consumiendo lentamente.
"En la habitación oscura había un colchón sobre el suelo, una mujer sentada encima y un hombre de pie que la miraba con deseo. Maylea sabía lo que tenía que hacer y no dudó ni un segundo en tumbarse y quitarse el corto vestido que llevaba. Nate esbozó una sonrisa y se abalanzó sobre ella con deseo, un deseo carnal tan fuerte y feroz que no dejó más que huellas y heridas. En la mente de Maylea solo retumbaba una cosa: el regalo que le daba Nate cuando se portaba bien y cuando moría por conseguirlo.
-¿Lo quieres, Maylea?- espetaba Nate contra su oreja a cada brusco movimiento.
-Sí, lo quiero.
-Entonces demuéstramelo.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, la joven se esforzaba todo lo posible por hacer que Nate se sintiera orgulloso y satisfecho de su cuerpo. Al terminar ella le miraba expectante y pedía con los ojos acuosos la sustancia que tanto le había costado conseguir.
-Esta te la has ganado, preciosa.- dijo Nate dándola una palmada en la mejilla. Seguidamente se levantó y la observó desde lejos, recostada desnuda, absorbiendo por fin la paz y el descanso."
Por la noche conciliar el sueño me fue casi imposible, por lo que las horas pasaron lenta y dolorosamente. Cuando pesaba que me iba a volver loca alguien llamó a la puerta de la habitación y al abrirla me encontré con aquel agente del 5.0 rubio que había visto el primer día.
-Hola Maylea. Soy el inspector Danny Williams, ¿cómo te encuentras?
-Bien, bien. Gracias por venir, ¿necesita algo?- pregunté al mismo tiempo que le dejaba entrar y cerraba la puerta.
-Lo cierto es que sí. Una de las chicas que estaba contigo en la casa dice que quiere hablar contigo urgentemente. Se llama Thea Manil.
-Ahh sí, me acuerdo de ella. ¿Vamos a ir a verla?
-Eh sí. Mira te he traído esto, espero que sea todo de tu talla.- dijo con una risa el inspector, ofreciéndome una bolsa en cuyo interior había diversas camisetas y pantalones.
-Muchas gracias. Me cambio en un momento y salgo.
-Perfecto, aquí te espero.
Danny se sentó en la cama y yo entré en el cuarto de baño para ponerme la ropa que había traído. Cogí las dos primeras cosas que vi y salí en menos de un minuto.
-Vaya, sí que eres rápida. ¿Otra Navy Seal?
-¿Qué?- dije entre risas ante su sorpresa.
-Nada, es que me has recordado a Steve que tarda medio segundo en arreglarse.
-Oh, el capitán... Sí, a algunos nos han obligado a cambiarnos rápido.
Danny no supo muy bien cómo reaccionar a mi comentario así que lo suavicé con una sonrisa que con suerte restaría seriedad. Después bajamos hasta el aparcamiento donde esperaba un Chevrolet Camaro negro bastante bonito y elegante. Durante el camino me estuvo explicando a dónde íbamos y qué tipo de institución era aquella donde habían alojado a las menores de edad.
Al llegar me condujeron directamente hasta una habitación, Danny esperó fuera y yo entré sola encontrándome con Thea. Al vernos nos abrazamos fuerte, pero de alguna manera ambas superamos nuestras ganas de llorar. Thea era una chica de 17 años con la que siempre me había llevado bien, aunque casi nunca hablábamos debido a que siempre me tenían recluida del resto. Ella me contó cómo las trataban ahí y lo bien que se sentía.
-Todas estamos muy felices, sobre todo porque nos dan oportunidades para rehacer nuestra vida y estudiar. Sé que solo llevamos una semana y por supuesto que no me olvido de todo lo que he sufrido durante tantos años pero esto es especial. Esto es vivir, Maylea.
-Lo sé, Thea. Me alegro tanto de que estéis todas bien.
-A Lydia la sacan hoy del quirófano, la han tenido que hacer una reconstrucción facial.
-¿Por qué? ¿Qué pasó?
-Un cliente se volvió a quejar de ella y la dieron una paliza... Solo se que la rompieron el tabique nasal y que no podía ver por un ojo.
-Madre mía... Ojalá se pueda recuperar.
-Sí... Pero Maylea, no he querido que vinieras para contarte esto, necesitas saber algo.
Thea me agarró de las manos y clavó sus ojos oscuros en los míos. Me entró el miedo nada más notar su reacción.
-Dime, ¿qué pasa?
-Nate te está buscando.
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REDADA ❀Steve McGarrett❀
FanfictionEsta es una historia que mezcla el actual problema y violación de los derechos humanos de la trata de blancas, el difícil proceso de reinserción en la sociedad, y el primer amor, sano y noble, hacia el capitán de fragata y del 5.0, Steve McGarrett.