08. Apócrifo

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Pocas cosas había en el mundo que Park Jimin odiara en realidad. El odio nunca fue un factor de importancia en su vida. Su madre, desde niño,  siempre le repitió que lo que se da, se obtiene de vuelta, y a Jimin no le gustaba que las personas lo odiasen.

No odiaba las aceitunas, pero prefería quitarlas de su comida.

No odiaba los comentarios de haters, simplemente trataba de aceptar la opinión de los demás.

No odiaba el polen; pero lo evitaba porque le causaba alergia, al igual que el polvo y las plumas de aves.

Y luego, a pesar de todo eso, estaba Jung Yong-Joon. Jimin podía decir que sentía odio hacia Jung Yong-Joon.

Yong-Joon era un reportero de celebridades. Un hombre alto y moreno de apariencia poco amigable, porte altanero, que parecía haber nacido con el don de incomodar. Aunque entre los artistas se susurraban a escondidas su apodo, "Sepulturero". Reconocido por hacer exactamente eso con las carreras de los artistas en apogeo que despertaban su interés. Y, ahora, tenía el ojo puesto sobre BTS.

Cuando el rubio sintió el flash de la cámara cegarlo por un segundo y notó que la cálida mano de JungKook abandonaba su mejilla; su mente viajó rápidamente al rostro del reportero, sintiéndose fastidiado.

Yong-Joon se quitó la cámara de la cara y les sonrió fugazmente a los tres jóvenes que giraron en su dirección, con fingida amabilidad. Una sonrisa torcida, cargada de suficiencia y desprecio.

—¡A quiénes tenemos aquí!— sus ojos viajaban escrutantes por los rostros de cada uno de los chicos sentados a la mesa de cuatro plazas, desde su posición, un poco ajena e intrusiva, tenia la ventaja de observar todo —. Mis chicos favoritos de temporada... — su comentario sonaba filoso a los oídos de los tres espectadores quienes le devolvieron la sonrisa. Jimin pensó que sonaba como si estuviera hablando de frutas que pudiera comer.

—¡Yong-Joon Hyung!— exclamó él peligris a modo de saludo, captando al instante la atención del mayor. — Ha pasado un tiempo, ¿cómo está tu salud? ¿Quieres sentarte con nosotros?— La oferta de Taehyung fue rechazada con un movimiento de su mano, lento, disfrazado de cortesía hipócrita.

Jung era una persona absorta, entregada a su trabajo. Lo suficiente como para no sentirse culpable cuando sus acciones provocaban la disolución de un grupo, el fin de una carrera o el desprestigio de un artista. Él estaba ahí para eso. Era su trabajo, que amaba y por el que ganaba bastante bien; Sólo era necesario un poco de investigación minuciosa. Una foto aquí, comentarios allá, la imagen correcta. Los detalles propicios. Siempre había algo que pedía ser sacado a la luz por sus experimentadas manos. Y él era el artista encargado de ofrecer al mundo la verdad envuelta en papeles de colores para regalo.

Sin embargo, había pasado los últimos 4 meses de su vida vilmente desperdiciados, en busca de un punto de quiebre por dónde comenzar a escarbar en la imagen de BTS. Y estaba francamente frustrado. Frustrado desde que Bangtan había comenzado, a decir verdad.
La primera vez que Yong-Joon conoció a los 7 chicos, literalmente los pasó de largo. Eran artistas pequeños sin futuro, de una compañía igual de pequeña que estaba predispuesta a desvanecerse en unos pocos años si las cosas pintaban bien. Al verlos, pudo distinguir los elementos del fracaso dibujados a pincelada limpia sobre cada uno de ellos. Jóvenes sin experiencia, bajando la cabeza ante los hombres importantes, determinó en segundos que no merecían su valiosa atención, que en aquel momento estaba puesta en artistas de las grandes tallas. JYP, SM, YG.

Pero ahora, 4 años después. Estaba frente de los candidatos a ser parte de la lista con personas más influyentes antes de los 30. Francamente estaba confundido. Muy pocas veces (por no decir, de forma modesta, ninguna) se equivocaba con el futuro de un artista. Le resultaba desquiciante, desequilibrante, descabellado. Casi insultante.

Affection [JimSu] [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora