Un día te llevé al faro donde mi abuela conoció a mi abuelo.
Ella solía pasear por allí para sentarse en un banco que había en los acantilados al ladrillo del faro.
Mi abuelo era el hijo del farero, y siempre que veía a mi abuela en aquel banco se acercaba a ella y entablaban conversación.
Aquel día te llevé allí para derramar las cenizas de mi abuela .
También aproveché para decirte todo lo que no sabías de mí .Pasamos horas allí hablando, pero nunca te dije lo más importante.