Intento de Rescate

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McCree se desperezó agitando sus brazos sobre su cabeza. Había dormido de lo lindo y, al no ver al responsable de su júbilo a su lado, pensó en prepararle algo especial aprovechando su ausencia; un desayuno en pareja con doble ración de huevos y bacon, estilo americano. Sí, tenía buena pinta ese plan. Hanzo no se dará ni cuenta de que se ha ausentado un momentito de nada.

Se levantó con ánimos de empezar a ejecutar su plan. Pasó de ducharse, según él estaba bien, se vistió, cargó su cinturón con un montón de balas y cogió su peacekeeper.

Mientras silvaba alegremente una canción compuesta por él. Alguien lo observaba curioso y travieso desde las sombras. Los ojos de quien lo acechaban tenían un brillo especial en las pupilas.

No era la primera vez que los dos trozos de carbón del pequeño Shimada habían cobrado ese brillo especial y ansioso. Desde que lo rescató de ser asesino en una pelea, no ha podido evitar sentir cierta atracción por él.

-Mira y aprende hermano, así es como se liga- le comentó con gracia Genji al magullado cuerpo de su hermano, sujetado por dos hombres y otros dos lo vigilaban desde la distancia.

A paso lento y despreocupado, el pelo zanahoria se aproximó al cazador. El bote que anteriormente se había derramado en él, ahora era una cascada que no paraba de empaparle de ego y orgullo.

-Cuanto tiempo McCree- con la atención del nombrado lo saludó con la mano y no solo llamó la atención de quien quería, también de Hanzo.

El más alto se quedó mudo. Sabía que debía hacer, pero ¿por qué sus piernas no se movían? Estaba como petrificado. - ¿...Genji? ¡¿Qué coño haces tú aquí?!

-Si quieres algo, hazlo por tí mismo- dijo intentando ocultar su frustración por haber contratado a unos inútiles.

El más pequeño, al intentar acercarse a Jesse este retrocedió de forma intuitiba. Mentiría si dijera que no estaba acojonado con las intenciones del pelo zanahoria. A diferencia de Hanzo, que podía leer sus objetivos al instante o era más sereno y civilizado, Genji era todo lo contrario; un maldito tifón que arrasaba con todo a su paso.

McCree recordó los años de servicio que compartieron juntos. Lo consideraba como un hermano y gran amigo de confianza. Pensaba que aquellos tiempos le sirvieron para madurar pero, viendo su comportamiento parece que puso muy alto sus expectativas.

-¿Qué pasa Jesse?- preguntó con un tono inocente y estúpido.

-Genji ¿donde está Hanzo?- lo miró amenazante.

El pequeño chirrió sus dientes en señal de molestia pero cambió toda expresión y volvió a la anterior- ¿mi hermano está aquí? ¡No tenía ni idea!

-¡No te hagas el tonto conmigo! Sé que mandaste cazadores a matarlo.

-¿Y qué? No es mi culpa que hayan puesto precio a la cabeza de ese tipo- contestó despreocupado.

-Pero si el que la aumentó- contestó con astucia.

-Necesito que me des tus contactos. Manda narices, eso solo lo sabe mi grupo de confianza, osea yo.

El cazador sonrió internamente. Su pareja tenía razón, había mejores recolectores de información en todo el mundo que sus lobos.

-Pero, dejemos de hablar del soso de mi hermano ¿qué tal tú? ¿Cómo va tu vida como cazador profesional? ¿Sigues con tu restaurante?

El castaño perdía poco a poco la paciencia, sabía que esto era una treta, una distracción mientras que por debajo movía los hilos en  su contra.

-Déjate de juegos y dime donde está Hanzo.

Fue en ese momento, cuando el menor de los Shimada perdió la paciencia. Intentaba ser amable y empezar una charla civilizada. Intentar no mostrar su verdadera naturaleza, pero no se lo había puesto fácil. 

Cazador y Bestia/ yaoi/ McHanzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora