Capítulo 1:

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Me despierto y no logro ver nada alrededor, apenas siento. Me levanto de la cama y la lluvia no para de caer, mojando todo, haciendo que sienta que mi día es un poco mas triste, aunque a partir de ahora todos mis días se han vuelto tristes, lo sé, quizás exagero, pero me siento así. Permíteme presentarme, me llamo Ariana, tengo 18 años y vivo con mi padre desde que tengo 17 años, de mi madre... Ya hablaremos en otro momento, si mejor. La gente siempre dice que soy una chica risueña, que soy muy inocente y tal vez algo ingenua, bueno, eso de algo no es del todo cierto, lo soy, y bastante. Soy una chica de lo más normal, no soy muy alta, para ser exactos mido 1'65, tengo el pelo castaño claro, casi rubio, mis ojos son de un color miel algo especial y soy de complexión normal. Vivo en España aunque nací en Estados Unidos. He estado viviendo en Barcelona casi toda la vida desde que me mudé de Estados Unidos con 4 años. Acabo de mudarme a Madrid, a mi padre le han trasladado aquí a principios de verano y he tenido que dejar a todos mis amigos, mi instituto, mis lugares favoritos, los momentos, las risas, los recuerdos, todo. No os vais a creer mi historia, pero yo tengo todo el tiempo del mundo para contárosla.

Capítulo 1: Odio los lunes, bueno de hecho creo que cualquiera en su sano juicio lo haría. Hoy empiezo segundo de bachillerato y no tengo nada de ganas de conocer gente nueva, sí, pensaréis que soy una amargada, pero tengo un miedo terrible a conocer gente nueva. Los primeros días son los más aburridos, todos se preguntan que han hecho en verano o si han tenido un amor de verano, vamos, lo típico, gilipolleces. Ya siento como me pesa el culo y me cuesta levantarme de la cama, pero de alguna forma lo consigo. Cojo lo primero que veo en el armario y opto por ducharme para después terminar de asearme y arreglarme.


-Buenos días papá, no sabía que hoy no trabajabas -digo mientras me siento en la mesa de la cocina y bebo mi cola-cao-

-¿Como no iba a pedir día libre para tu primer día?

-Papá...-Si, lo sé cariño, ya tienes dieciocho años y sé que puedes hacer todo tú solita, y por eso estoy tan orgulloso de ti, pero quería hacerlo, como en los viejos tiempos. Además, no quiero que te sientas sola en tú primer día de clase.

Sonreí al escuchar sus palabras, él siempre hace todo lo posible para estar conmigo, incluso en los momentos que yo no considero importantes y eso me llena muchísimo

.-Debería irme o llegaré tarde -cuelgo la mochila en mi espalda y antes de cruzar la puerta me giro- Gracias papá, eres el mejor.

Me acero a él y dejo un suave beso sobre su mejilla, sé que esta sonriendo aún sin estar mirándole, sé que esos pequeños gestos le hacen la persona mas feliz del mundo y a mi me hace muy feliz verle feliz.

El camino a clase es lo mismo que cuando iba a clase en Barcelona , me limito a escuchar mi música favorita y a observar las pequeñas cosas que me rodean, todo es tan diferente... Que no puedo evitar sentir un nudo en la garganta, pero lo rechazo y opto por seguir andando.Cuando llego a clase la gente parece bastante amable, nada fuera de lo normal, todos hablan sin necesidad de alzar la voz y ríen, ríen mucho, y me muero de la envidia.. Hecho de menos el reírme a carcajadas y reírme enserio.

 -Hola, tú debes ser Ariana ¿verdad? Me llamo Natalie, encantada de conocerte -sonríe de oreja a oreja y tiene una sonrisa preciosa-

-Em... Si, encantada también.La verdad que no esperaba tan buen recibimiento ni que sabían de mi llegada, ha sido bastante amable por su parte. Natalie es alta, muy alta, tiene el pelo castaño oscuro y le caen unos rizos perfectos por los hombros, tiene los ojos verde oscuros, y una cara realmente bonita, sinceramente, es una chica bastante guapa.

-Te puedes sentar conmigo, la mesa de mi lado está libre.

Asiento sonriendo y me siento justo al lado de su mesa. 

La mañana pasa bastante aburrida pero todos los compañeros han venido a saludarme y a presentarse, y me siento bastante llena por eso, no es que odiase a mis compañeros anteriores pero sinceramente no tienen nada que ver con los que estoy conociendo aquí. Natalie se ha pasado toda la mañana enseñándome todas las instalaciones y presentándome a un montón de gente nueva, y para mi suerte no he conocido a nadie desagradable hoy. Después de uno de los días más agotadores de mi vida, opto por tirarme a la cama sin pensarlo dos veces, el día ha ido mejor de lo que pensaba y me estoy adaptando bastante bien a la ciudad, creo que esta empezando a gustarme Madrid cada vez un poco más.


-¿Qué tal tu primer día cariño? 

-Bastante bien papá, he conocido a un montón de gente hoy, gente verdaderamente amable -sonrío y me llevo el tenedor lleno de comida a la boca-

-Te dije que todo iba a salir bien ¿recuerdas?

-Si, recuerdo papá recuerdo.Yo le ruedo los ojos y él se ríe. En realidad tiene razón, todo ha ido bien, todo era miedo, y todo ese miedo ha desaparecido.

-Ha llamado tú madre, deberías devolverle la llamada.

Siento como me arde el pecho. ¿Cómo tiene el valor de llamarme y tener la intención de preguntarme como me ha ido mi primer día de instituto? Se le debería caer la cara de vergüenza.

 -No pienso llamarla de vuelta -suelto el tenedor y mi mirada se tensa-

-Ariana... -lo interrumpo-

-He dicho que no papá, y un no es un no. 

-Sé que esto es duro para ti cariño pero... Es tú madre.

-¿Cómo puedes decirlo así? Sin más... 

-Porque hay que aprender a perdonar.

-No papá, no pienso perdonarle nada de lo que ha hecho, ni hoy, ni mañana, ni dentro de dos años, ¿de verdad se preocupa por mi? ¡NO¡, Si lo hiciera no hubiera destrozado nuestra familia -tiro la servilleta a la mesa y subo rápido las escaleras-.

Me tiro a la cama y solo puedo sentir como el nudo en mi garganta se rompe en mil pedazos y las lágrimas caen sin cesar, una tras otra y los sollozos cada vez se vuelven más fuertes. Odio está situación y la odio a ella por todo lo que nos hizo pasar en su día, no puedo perdonarla, y no voy a negar que he intentado hacerlo varias veces pero entonces todos los recuerdos vienen a mi mente y soy incapaz. No sé que me duele más, si todo lo ocurrido o que después de todo eso mi padre sea capaz de perdonarla. Claro, él es tan bueno, siempre dice que hay que tratar a la gente con amabilidad, que hay que perdonar y olvidar, que el odio no nos lleva a nada. Pero sé que no la ha perdonado, sé que por su dentro recorre una ira mucho más grande que la mía, solo finge para que yo no me sienta rota una vez más, se auto convence para convencerme a mi y así que olvide toda esta pesadilla que lleva tanto tiempo persiguiéndome. El solo quiere que lo deje pasar de una vez por todas, pero no, no voy a hacerlo.

Broken boy meets broken girlWhere stories live. Discover now