Capítulo 9:

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Ariana

Me pilla por sorpresa cuando alzo la vista y le veo ahí, justo en frente de mí. Sus ojos están rojos, tiene las manos llenas de heridas y su cara refleja cansancio. Esta hecho un completo desastre, pero incluso siendo un desastre es uno de mis favoritos.

-No esperaba verte tan pronto -meto el móvil en mi bolsillo hecho añicos y le miro fijamente-.

-Yo ni si quiera esperaba verte -sonríe leve- ¿que haces aquí?

-Bueno... Es una larga historia supongo.

-Es tarde -mira hacia los lados pero la calle esta desierta de gente que pueda observarnos- no deberías estar por aquí sola, estas calles son muy peligrosas.

-¿Y? Tengo derecho a salir y despejarme.

-No he dicho lo contrario, solo te estoy advirtiendo.

-¿Sabes? Tenía ganas de verte -digo antes de ni si quiera poder pensar en lo que estoy diciendo-.

Sé que no ha asimilado lo que le acabo de decir, ni si quiera yo misma lo he hecho. ¿Por qué le he tenido que decir eso? Ahora va a pensar que estoy rendida a sus pies, genial.

-Yo también tenía ganas de verte, hace mucho que no me divierto fastidiando a alguien -sonríe leve-.

Sé que esta bromeando, esta tan derrotado que sé que ahora mismo no sería capaz de decirme nada malo. Al revés. LLevamos sin vernos un par de meses y la frialdad se nota, pero no hemos perdido la química que teníamos desde el día en que nos conocimos. No sé que me pasa con Sam, pero por alguna razón siempre tengo más ganas de él.

-Pues... Me alegra oír eso -escondo un mechón detrás de mi oreja- Pensaba que ya no querrías verme nunca más...

-Eso debería de pensarlo yo -suspira- La última vez que te vi fui un gilipollas contigo. Lo siento.

Asiento sin saber que decir. La lluvia comienza a volverse más agresiva de lo que estaba siendo y empieza a ser peligroso quedarse en mitad de la nada.

-Deberíamos irnos. ¿Necesitas que te acompañe a algún sitio?

-Eh... -pienso en Natalie y Drake y tengo ganas de quedarme un rato más bajo la lluvia- No tengo donde ir.

Sin obtener una respuesta me agarra del brazo y la sensación de su tacto contra mi piel hace que mi estómago estalle entre un millón de emociones que no sé controlar. Su mano baja de mi brazo a mi mano y sin querer nuestras manos están entrelazadas mientras andamos deprisa bajo la lluvia. Observo en la manera en la que sin darnos cuenta estamos agarrados de la mano y en mi mente suenan nuestras risas por las calles de Barcelona huyendo de aquel camarero. Ojalá todos los momentos con Sam fueran así.

-Bueno, está es mi casa, sé que no es grande pero los dos cabemos eso está claro -cierra la puerta tras él y deja la mochila al lado de una mesilla-

Su casa es pequeña pero acogedora. Todas las paredes son blancas y los muebles son todos de madera lo cual hace una combinación perfecta.  Nada más entrar está el salón, el cual está bastante ordenado. La pared que esta junto en frente de mí esta llena de fotos polaroid, todas tienen un mensaje escrito con rotulador permanente debajo lo cual me encanta y a la vez me causa curiosidad. A la izquierda está la cocina, es toda de ladrillo y la acompañan unos muebles blancos, tiene una mesa pequeña pegada a la pared y algunas plantas que le dan un toque más alegre. A la derecha hay un pasillo no muy largo donde hay dos puertas, una a mitad de camino y la otra al final del pasillo. Lo cual supongo que es una es el baño y otra su dormitorio.

Broken boy meets broken girlWhere stories live. Discover now