Cicatrices

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''Lauren, cariño, amablemente dale esto a Camila, ¿por favor? Acabo de terminar de plancharlo''. Grace asomó la cabeza dentro de la oficina de Lauren a través de la puerta. Grace tenía un vestido en la mano, el material colgando cerca del piso. Era un vestido blanco de flores que terminaba en las rodillas, uno que Lauren no recordaba haber comprado para Camila. Debe haberlo comprado ella misma, pensó Lauren.

"¿Para qué?" Claramente, Grace podía ver que darle a Camila el vestido era lo último en lo que pensaba. Ni siquiera estaba en su mente por el amor de Dios. Ella tenía papeles para firmar los contratos.

"Es su cita médica hoy"Lauren resopló. 

"Como si me importara. ¿Por qué no se lo das?" Volvió a sus papeles, firmando con un poco más de fuerza con la mano.

"Estoy cocinando." Como si no fuera tan obvio cuando llevaba un delantal, y el olor a carne de res llenó toda la suite.

"¿Entonces?, la comida no se quemará si le das el vestido tú misma. Te das cuenta de que estás perdiendo el tiempo y me pides que le de el vestido, ¿verdad?" Lauren negó con la cabeza, sin siquiera considerar la idea.

Pero Grace era tan terca como ella. "Dale el vestido o de lo contrario no haré puré de patatas para la cena".

Lauren dejó caer su pluma y entrecerró los ojos a Grace. "No te atreverías".

"Pruébame."

Lauren se levantó de su silla, murmurando palabras amargas a Camila y al universo. Le arrebató el vestido a Grace, y cuando pensó que el día no podía empeorar, Grace tuvo que recordarle: "Por cierto, Mani me llamó y me dijo que te recordara que vendrás con ellas a la clínica".

"Bueno, porquería".

"Porquería eres tú". Grace regresó a la cocina, riéndose para sí misma.

"¡Qué mujer esta!, riéndose de mi miseria. Aprenderé a hacer puré de papas para poder despedirla". Murmuró Lauren mientras caminaba hacia la habitación de Camila, pensando en otro insulto para tirarle a la amante.

¿Extrañando el sexo, puta? Nah, ella ha usado eso innumerables veces.                                        

¿Cómo va el coño? Ughh demasiado débil.                                                                                               

¡Buenos días, careperra! Demasiado suave.                                                                                        

¿Buscando una polla para un estiramiento en la mañana? Hmmm, ella podría usar eso.

Cuando llegó a la puerta de Camila, la abrió con un fuerte golpe, olvidando la cortesía de llamar antes de entrar. Su insulto quedó atrapado en su garganta cuando Camila no se encontraba dentro de la habitación. ¿Se ha ido a alguna parte? Pero cuando estaba a punto de llamarla, el sonido del agua corriendo le llamó la atención. La puerta del baño estaba entreabierta y el olor a vainilla se derramaba por la habitación. Arrugó la nariz, pero extrañamente se acostumbró al olor.

Camila estaba tomando un baño.

La curiosidad mató al gato.

¿Debería? ¿O no debería?

Cuando el baño estalló en silencio, Lauren descubrió que sus pies la acercaban a la puerta, irritada de que su cuerpo pudiera actuar tan débil contra su resolución de no entrometerse en los asuntos de Camila. Ella aterrizó frente a la pequeña abertura, la luz dentro del baño se encontró con sus ojos al principio. Ella movió sus ojos hacia el lado donde estaba el espejo de cuerpo entero. Lauren veía su propio cuerpo desnudo todos los días, pero mirar a la otra mujer parecía bastante explorador e invitador, porque frente a sus propios ojos estaba Camila en su forma inmaculada e inocente.

Señorita CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora