La noche es nuestra

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Camila se hundió lentamente en los brazos de Lauren, dominándola como un rayo corriendo para entrar en contacto con los confines de la Tierra. Ella quedó atrapada en su naturaleza ciclónica, envolviendo su cuerpo en un abrazo apretado. Lauren estaba encantada con la fuerza para destruir a Camila, para romperla pieza por pieza con el simple uso de sus dedos, pero sostuvo a Camila de una manera muy diferente. El abrazo era suave y emanaba amor puro.

El relámpago llegó en una magnitud mayor cuando los labios de Lauren se movieron contra los de Camila, y un pequeño giro de sus cabezas hacia lados opuestos permitió que sus lenguas se encontraran. Camila deslizó su mano desde el cuello de Lauren hasta su cabello, anudando sus dedos con los mechones de cuervo, rascándole ligeramente el cuero cabelludo, para inclinar sus labios aún más cerca. Lauren dejó escapar un suave gemido ante su acción y presionó suavemente su cintura, así que cuando Camila sintió una especie de tirón, saltó hacia Lauren, sus piernas alrededor de su cintura.

El beso cambió el rumbo en el camino de apasionado, ilimitado, pero siempre gentil. Juntas, derivaron hacia el cielo. El Dios del cielo las colocó dentro de dos cometas que han chocado para crear la mayor explosión en el espacio, disparando un chispeante hormigueo de sus bocas como un reguero de pólvora a su piel hasta los huesos, por lo que este beso nunca lo olvidarán, este beso que siempre esta bien y cuando Dios las trajo de vuelta a la Tierra, sabían que siempre serían parte de esos cometas, una parte de la otra.

Lauren exploró la boca de Camila muy despacio, tomando cada detalle mientras movía los labios y la lengua. Camila imitó sus movimientos, pero ambas ya no sabían quién se estaba besando primero, no estaban seguras cuando sus labios comenzaron a moverse, pero eran conscientes del calor que había comenzado a extenderse por sus cuerpos, y siguió creciendo. Lauren estaba sorprendida de que aún pudiera pararse y soportar el peso de Camila.

Pero la maldita necesidad de aire provocó que sus labios tuvieran una parada impermanente de su danza.

Sus ojos permanecieron cerca por un tiempo, saboreando la presencia de la otra. Fue Camila quien se inclinó hacia atrás para mirar a Lauren, quien todavía estaba robando aire para sus pulmones, y Camila tuvo que sonreír sabiendo que ella era la mujer detrás de eso. Y cuando ya era hora de que Lauren abriera los ojos, ella apretó su agarre alrededor de la cintura de Camila, con una intensa mirada.

"¿Tienes frío?" Preguntó Lauren, pastoreando intencionalmente sus labios sobre Camila, su aliento golpeando su piel. Camila asintió, sus narices ahora realizaban un beso esquimal. "¿Quieres estar calentita? ¿Las dos?"

"Sí." Era casi un susurro cuando Camila colocó sus frentes juntas.

"¿Dónde?" La voz de Lauren era suave, pero evidentemente ansiosa.

"Cualquier lugar está bien ahora". Vino la respuesta de Camila. Lauren pensó por no más de un segundo, y no estaba segura de si tenía la paciencia de caminar hacia el dormitorio, pero quería que Camila se sintiera cómoda, ni más ni menos.

La siguiente caminata que Lauren tomó fue la más rápida, pero la más larga cuando llevó a Camila a la habitación, que estaba aferrada a su cuerpo. En silencio abrió la puerta y las llevó adentro, donde la oscuridad estaba en el extraño estado de consuelo. Lauren las movió a su cama, su mano presionad fuertemente contra la espalda de Camila mientras la recostaba sobre el suave colchón.

Lauren se apoyó en los codos, por lo que su peso no molestaría a Camila. "Seré gentil." Pero ambas escucharon la falta de voluntad en la voz de Lauren, su vacilación.

Camila se puso rígida, pensando que Lauren estaba siendo colocada en la situación porque se sentía obligada y apenada. Algo pesado y frío salpicó su corazón, haciéndolo apretar y enviar humedad extra a sus ojos, pero ella lo entendió demasiado bien. Camila trató de sentarse, sus manos fueron a los hombros de Lauren, empujándolos. 

Señorita CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora