12. Cena especial

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×Á

—¿No te parece que ya es hora de salir del agua?

—Como siempre tú cagando el momento Ámbar. No sé porque no me sorprende eh

Me reí, cada día este chico me sorprendía más con su actitud, desde que habíamos terminado y pasó todo este tiempo, Simón era otra persona completamente diferente. Había aprendido que yo no era la misma, y me trataba cómo tal.

—Igual tienes razón, digo nuestras cosas están ahí. En cualquier momento se las podrían llevar así, no sé si acá en Las Bahamas la gente robe tan descaradamente, pero bueno más vale prevenir– comenzó a espulsar todo esa palabrería, de forma histérica.

—¿Quién es el exagerado ahora?

—Basta de plática, salgamos del agua porque ya se rompió toda la magia, todo el momento cagó.

Me reí nuevamente.

Afuera del mar, hablamos un rato mientras tomábamos sol y Simón decidió ir a conocer una especie de refugio en lo alto, qué según él como estaba vacío podía llegar e invadir.

Cuando me di vuelta a mirarlo, estaba sentado ahí arriba como si nada, me había dejado sola, así que decidí sacarle una foto porque a él no le gustaban mucho en venganza.

Pero tan bien, no me había salido, porque la foto había quedado linda y él salía re bien, pero bueno al menos teníaun recuerdo para todos estos momentos que estábamos viviendo

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Pero tan bien, no me había salido, porque la foto había quedado linda y él salía re bien, pero bueno al menos teníaun recuerdo para todos estos momentos que estábamos viviendo. Qué de hecho eran una mini locura y descanso, una faceta de nosotros mismos desconocida y más que eso, exclusivamente de este lugar. Así que había que aprovechar.

En eso cómo el calor ya estaba decendiendo, pensamos que sería mejor vestirnos y caminar por la playa; eso último fue idea de Simón, no mía.

—¿En qué piensas?– sus palabras me interrumpieron.

—En realidad en este momento, sabés que pienso que mi mochila esta súper pesada, y que no aguantaré caminando mucho.

De inmediato su gesto fue ofrecer su ayuda, y quitarme la mochila «Típico de Simón es ofrecer y asumir que la otra persona lo va a aceptar, su amabilidad es en extremo».

Seguimos caminando, así sin decir nada, yo aproveché para pensar en mí, en mi futuro ¿Qué sería de mí en esa mansión? Sin mi madrina, sin mis antiguas amigas, sin el roller, sin Simón.

Fue loco cómo el casi pudo descifrar mis pensamientos, y me agarró de la mano, supongo que me estaba mirando y vio la incertidumbre en mis ojos.

S

-¿Por qué no mejor me compartes un poco de lo que piensas?– en eso sentí su mirada firme sobre la mía.– No seas egoísta, Ámbar. Me das mucha curiosidad.

—Dale Simón. No pensaba en nada en particular, ósea si pero no. Digo que no se que va a pasar conmigo, mi futuro, creo que es hora de tomar decisiones ¿No?

The game of love •Simbar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora