Novia - Hermana

174 17 1
                                    


_______________

Andando por el pasillo en el que hasta hace unos 25 minutos estaba corriendo, empiezo a pensar en todo lo que sucedió dentro. Es simplemente increíble.

Abro la puerta discretamente, pero es imposible no llamar la atención de las chicas. Ellas me miran de diferentes formas, algunas con curiosidad, otras con indiferencia, y podía jurar que otras con rabia. En fin, aquello no importaba, necesitaba saber si Liza ya estaba en su puesto o si Jaque consiguió sostenerla. Salgo por la puerta hacia la mesa de la secretaria, pero por el camino una de las chicas me preguntó, ella tenía una piel morena y su cabello de color rojo.

- ¡Eh, tú! ¿Por qué saliste corriendo? - Por un momento me congele.

- Sí. - "¡No ________, su madre!"

- ¡Sí, usted! De repente la secretaria, aparece y corre hacia allí sin ser llamada. ¿Qué estás cogiendo? – Ella estaba hablando demasiado alto, y eso podría llamar aún más la atención, Liza podía aparecer en cualquier momento. Me paro en frente a ella y respondo en la voz más simpática que consigo.

- ¿Claro que fui llamada, no oyó? - Respondí ya volteando y salí.

- ¡Ah, no me mientas! Fue para allá sin ser llamad, ¿verdad? ¡Oí a la secretaria diciendo que su inscripción no era válida! En vez de irse tuvo la audacia de pasar delante de todas nosotras e invadir aquella sala. Si no hizo la inscripción el problema es suyo, respete a quien lo hizo. –

No le presto atención y seguí caminando, no podía dar más motivos para llamar la atención

- Eh, te estoy hablando. Seguro que ni cantar sabes, ¿Qué hizo allá adentro? ¿Un striptease acaso? ¡Zorra! -

HEY HEY HEYYYY. Freno, volteo y me dirijo hacia esa chica. No sé cómo estaba mi expresión, pero seguramente la intimidó.

- ¿De qué me llamaste? ¿Y qué has dicho? – Cada vez voy acercándome más.

- Que, ¿No me escuchaste? - Percibe su nerviosismo por haber tartamudeado.

Llegué muy cerca de ella, e incluso percibiendo que ella es ligeramente más alta que yo, no siento miedo. Abajo mi voz casi como un susurro, y hasta yo misma me asusto cuando me sintió de manera intimidante. Estoy tan cerca que nuestras narices casi se encuentran.

- No, no oí, por favor, repite. Pero antes piensa bien lo que vas a decir - mi rabia está nítida en todo mi cuerpo, y percibo a algunas niñas con miedo y otras se divierte con la situación. Mis ojos están fijos en su cara.

- ¡Olvídalo! – ella dijo todavía queriendo sentirse mandona, pero ya perdió la pose. Ella regresa y se sienta en su lugar, mientras giro la espalda y salgo todavía con rabia. ¡Qué idiota! No acostumbro a responder a las provocaciones, pero ella habló conmigo como si yo fuera una criminal, una vagabunda. No tomé el lugar de ninguna de ellas, por el contrario, no necesité perjudicar a ninguna para conseguirlo. La única que se estaba arriesgando era yo y Astrid.

- ¡Mierda! - recordé que necesito enviar un mensaje a Astrid; paso por la mesa de la secretaria y veo que ella no está allí. Rápidamente encuentro las tarjetas, tomo unos tres (sólo por precaución) y salgo.

Me quedé parada frente a la entrada. Envié un mensaje a mi amiga y la espero, ya con la rabia desvaneciendo y d ando lugar a la alegría y la ansiedad.

******************

ASTRID

- Está bien allí? - Es la cuarta vez que Liza me pregunta eso desde que entré en el baño.

Too good to say GoodbyeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora