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La lluvia cae lentamente tal como si fueran lágrimas que rodan del rostro lloroso de un niño pequeño.

Las gotas se deslizan fácilmente por los sencillos tejados de las casas de la ciudad.

Todas las calles están iluminadas.

Es media noche pero aún hay muchas personas que cargan un paraguas mientras lentamente caminan por las calles.

No hay nada que les de miedo, todo es tan tranquilo y pacifico.

Algunos niños pequeños juegan saltando en los charcos y otros corren sintiendo la brisa en su rostro, cada uno de ellos se detiene a saludar al chico de cabellera blanca.

Toda persona que lo ve le sonríe y le da las buenas noches, alguno que otro anciano se detiene unos minutos a hacerle la charla.

Le preguntan por su madre y el chico de inocente rostro y ojos cafés a todos les responde educadamente que su madre se encuentra bien.

Se da el tiempo siempre de preguntar si hay nuevas ideas que quieran compartir para la construcción en la ciudad.

Los niños casi siempre le piden dulcerias y los mayores le piden centros de descanso.

Siempre hay manera de hacerlo, es lo que dice, quiere hacer una ciudad cómoda y feliz, segura y recreativa si está en sus manos.

"Se que lo lograré."

Es lo que más se le escucha mencionar, porque el joven y hermoso Shion tiene el corazón más grande de la ciudad o talvez del pequeño mundo que queda.

Nadie sabe que tiene sus motivos ocultos, porque él si es una buena persona, de buen corazón, pero no es especial como todos siempre dicen.

Es tan normal, que como cualquier otra persona que habita en esa ciudad, está enamorado.

Continuamente anelando el regreso del que uno vez creyó fue su mejor amigo, unos últimos días la persona que le gustaba y sólo unos segundos fue la persona que amo.

Todo eso antes de que él se fuera, que desapareciera, que huyera.

Por que Shion, el de carácter tranquilo, mente soñadora y corazón energético sigue crellendo que Nezumi volverá.

Y en el fondo, muy en el fondo él no quiere admitirlo pero sabe perfectamente que talvez el chico alto, pálido y de cabello azulado, ya no volverá por él.

Por que podían cambiar muchas cosas, la ciudad, el corazón de las personas, las costumbres, hasta el mismo podía cambiar.

No sería el mismo de ayer, las arrugas algún día se notarían.

Aunque cambiaran un millón de cosas, eso no quería decir que también cambiaría la desición que había tomado el chico rata.

Hacía ya bastantes días pasados.

Siete años atrás.

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Hob.
[Editado]

Azul Rey. [No.6]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora