Capítulo uno

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(...)

Me desperté por los ruidos qué al parecer provenían de la cocina. Me levanté lo más rápido qué pude, algo somnolienta logre vestirme y caminar hacia la cocina.

Sonreí al encontrarme con mi precioso hijo y mi cuñado.

—Hola mami, ¿Te despertamos?—pregunto corriendo a abrazarme.

—Hola mi vida—correspondí su abrazo.

—Te dormiste de nuevo—hablo mi cuñado, Francisco.

Asentí. —Creo qué el despertador tiene algo contra mi. 

Desayune rápidamente para luego agarrar mis cosas y ir a trabajar.

Agradezco qué mi mejor amiga sea mi jefa y entienda lo difícil qué es para mi llegar a tiempo.

—Prometo comprarme un nuevo despertador—le dije apenas la vi.

—De hecho, toma—me extendió un regalo.

La mire y le sonreí. Un nuevo despertador.

—Probablemente mañana llegue a tiempo.

—Eso sería maravilloso—dijo tomando mis hombros y conduciendome hacia los pasillos.

Giré y le di mi mejor sonrisa, mientras me encaminaba a mi oficina.

Al llegar, deje mis cosas en la silla sobrante y me mire mi agenda.

—Buenas—saludo mi compañera.

—Buen día Sofi.

—Hoy nos toca reunión en la sala 3—aviso la rubia.

Suspire. —No me gusta él señor Jerez. Para nada.

—Te va a tener qué agradar porque quiere que vos edites su libro.

—¿Es una joda?—pregunté disgustada.

Negó. —Te espera en la sala 3, quiere qué vayas en 10 minutos.

(...)

—¿Qué tal él dia?—pregunto mi hermana al verme.

—Tengo un nuevo libro por editar, del viejo español—comente mientras tomaba asiento.

Mi hermana largó una carcajada sonora.

—Te prepare unas milanesas con puré. Y nos vamos a llevar a Gian.

—Solo permito qué te lleves a mi hijo porque me hiciste milanesas con puré—dije haciendo una mueca.

Fui a la habitacion de mi hijo, que me lo encontré haciendo su mochila y a mi cuñado tirado en la cama.

—Mama, ¡hoy vamos a ver Boca!—grito eufórico el niño, mientras me abrazaba.

Abrí mi boca para decir algo pero fui interrumpida.

—Por fi, por fi. Fran ya tiene las entradas, Nani también vendrá. Por fi—suplicó mi hijo. 

—Podes ir, con una condición.

Francisco agarro la mochila de Gian.

—Es un nene, sin condiciones—mi cuñado apoyo su mano en mi hombro.

—Entonces la condición es para ustedes—hable mientras reía.  —Nani y Fran van ayudarte con los deberes de toda la semana.

Recibí una mirada asesina de mi cuñado y un baile loco de Gianfar. 

Fuimos hacia la cocina y ellos se despidieron. Aproveche para almorzar y luego dormir mi amaba siesta.

Un novio para mamá || Lisandro Magallan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora