Miseria mutua

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Digamos que las cosas entre Sungyeol y yo no parecían mejorar, ni empeorar, éramos como una montaña rusa, una estupida montaña rusa en la cual podía estar feliz divirtiéndome y pasándola bien y de repente pasar a la parte en que me encontraba gritando asustado y suplicando por bajar de aquí, él era tan malditamente persuasivo y yo tan estúpidamente crédulo. Sungyeol podía pasar de ser mi mejor amigo a ser totalmente cruel y hostil conmigo, incluso algo violento, aún me cuestionaba cada que tenía oportunidad de pensar a solas, ¿cuál era su problema conmigo?, ¿por qué de repente era Tan afable y a los cinco minutos volvía a menospreciarme y a ser tan hiriente?
Sungyeol era como aquella bruja de Hansel y Gretel, me atraía con empalagosas y azucaradas golosinas hacia una trampa mortal de la que yo no era del todo consiente, o a decir verdad, lo era, pero lo disfrutaba, ¡cielos!, ¿Cómo podía disfrutar esto?, ¿Cómo podía amar la forma en que dolía?, ¿Cómo?, estaba atrapado en esa casita de caramelos, estaba encerrado en un sitio en donde nunca nadie podría escuchar mis agonizantes y dolidos sollozos, en una presión de la cual bien podría escapar si quisiera, pero que había preferido sellar yo mismo para después tirar la llave, ¿realmente quería esto?. Ahhh maldita sea, era como la gravedad ese chico, siempre me sentía atraído a él de regreso sin importar que.

-¡Ohhh vamos vas a perder si sigues distrayéndote así.

Dijo un muy concentrado Sungyeol mientras presionaba de forma violenta los botones del control, yo intentaba seguirle el ritmo pero no era muy bueno en los videojuegos, al contrario cada que intentaba hacer algún movimiento parecía arruinarlo más.

-Caramba esto es complicado.

-¡Intenta el especial!

-¿Cuál de todos?

Apenas dije aquello morí por quinceava vez consecutiva, Sungyeol era muy bueno en estas cosas. Él se levantó del sillón gritando y festejando mientras yo dejaba el control en el sillón sin hacer gesto alguno, aunque debía admitir que estaba malditamente enfurecido por volver a perder.

-¡Te gané!, eres pésimo en esto.

-¡Cállate!

Grité mientras tomaba mi mochila del suelo y se la arrojaba, él desvió el tiro con su mano y comenzó a reír mientras se sentaba junto a mí, apagando el televisor mientras me observaba divertido, yo me mantuve sentado con mi cara de pocos amigos, tratando de respirar mientras él se acercaba poco a poco a mí.

-¿Estás molesto?

-No.

-Ohh, si lo estás, cuando te molestas tus labios se abultan así, los dejas muy juntos.

Murmuró conforme se acercaba más a mí, acariciando mi labio inferior con su pulgar, logrando hacerme cerrar los ojos un par de segundos antes de darme cuenta de que estaba demasiado cerca de su rostro y con mis labios ya entre abiertos, podía sentir su respiración cerca de mi rostro, su mano elevarse con suavidad por mi mejilla mientras me sonreía.

-Sungyeol.

Este beso mis labios con lentitud, con suavidad, con ternura, de una forma que jamás creí llegaría a usar conmigo, quedé perdido, quedé profundamente hipnotizado por la tersura de sus labios moverse sobre los míos de forma cariñosa, fue un roce efímero, un toque que me hizo sentir toda la energía de mi cuerpo concentrada solo en mis labios deleitándose con los suyos, ¿podría el paraíso comprarse con algo así?, era realmente Perfecto.

-¿Tanto me deseas?

Susurró muy cerca mis labios, dejándome con la respiración agitada y el corazón galopando en mi pecho cual caballo desbocado, asentí con levedad, pensándomelo más de una vez antes de elevar mi mano de forma dudosa hasta sus cabellos a un costado de su cabeza.

Si mi corazón hablara. (Yeolsoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora