Catarsis

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La cita había sido a las 9:00 pm, y yo, estaba más que encantado, me había bañado y puesto un suéter holgado junto con mis jeans negros, había pensado en ir de camisa pero al verme al espejo con ella puesta llegué a la conclusión de que me veía muy masculino, y eso era lo que menos quería pues no deseaba incomodar a Sungyeol, por lo que mejor opté por colocarme un suéter holgado que me hiciese ver un poco más grácil. Peiné mis cabellos un poco, dejando el flequillo caer por mi frente pues tampoco peinarme hacia atrás era una opción, me coloqué un poco de perfume de frutas y un poco de delineador y sombra color durazno para hacer ver mis ojos un poco más profundos y femeninos, estos últimos eran de mi mamá, y así  finalmente salí de mi hogar obviamente, a escondidas de mi papá, entre otras palabras, me salí por la ventana con mochila en espalda.

El camino había sido emocionante, mi corazón latía apresurado y sentía mis manos hormiguear, me había sido inevitable sonreír durante el trayecto, el solo pensar en que era lo que mi Sungyeol me tenía preparado me hacía casi ir a brinquitos hasta su hogar, el cual conocía muy bien.
No cabía de la emoción en mi mismo, mi imaginación era enorme, un sin fin de escenarios me llegaron como balas a la mente, Tan onírico, Tan fantástico.
Una vez hube llegado toqué la puerta repetidas veces, esperando a que Sungyeol me abriese, suspiré pesadamente y después de refregar mis manos en mi suéter para deshacerme del sudor lo vi, llevaba un elegante pantalón negro y una camisa blanca, sus cabellos estaban peinados hacia atrás y olía más que bien, olía a salsa, a salsa barbiquiu.
Sungyeol se me quedó viendo fijamente y sonrió mientras me tomaba del mentón.

-Te ves... Hermoso.

Dijo con suavidad mientras me arrancaba una enorme sonrisa.

-Me gustan tus hoyuelos, son tiernos.

Dijo mientras me indicaba que pasara.

-Hueles a salsa Yeol.

-Bueno estuve cocinando.

Cerró la puerta tras de nosotros y sonreí mientras me quitaba la mochila, abriendo esta para buscar dentro lo que le había hecho.

-¿Vienes a hacer tarea?

-No, te escribí un poema.

Dije animado mientras sacaba el sobre color marfil y se lo extendía.

-Yo... escribí en letras cursivas para ti.

Dije mientras observaba cómo lo tomaba y lo analizaba, sonriendo para luego dejarlo sobre la barra.

-Lo leeré después con calma, por ahora, vamos al jardín.

-Que bueno que esta noche no llueve.

Dije entre risitas mientras dejaba la mochila en el sillón para luego ir hacia el jardín, observando al salir, como un par de luces rodeaban parte del árbol hasta llegar a la alta pared de madera que rodeaba el jardín, iluminando una pequeña mesita redonda con mantel beige, una lámpara muy vintage y un pequeño jarrón delgado con una sola rosa en su interior adornaban la mesa junto a dos copas.

-Ohhh Dios mío.

Llevé ambas manos a mi boca y observé maravillado para luego sentir ambas manos de Sungyeol posarse en mis hombros de forma posesiva aunque suave.

-No sabes lo difícil que fue hacer esto, no me presiones, estoy aprendiendo.

Dijo con timidez conforme dejaba una fuerte mordida en mi cuello, acto que me hizo jadear de dolor y luego reír.

-Me conformo con esto, ¿comeremos carne?

-Costillas de cerdo querido, toma asiento, iré por la comida.

Si mi corazón hablara. (Yeolsoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora