Amor masoquista

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-¡Deja de coquetearle a mi jodido hermano!

Espetó mientras me arrojaba una taza, no pude hacer más que cubrir mi rostro mientras agachaba la cabeza, me encontraba Tirado en el suelo con la espalda contra una de las paredes de la cocina. Me había levantado temprano con la intención de preparar un poco de té de Limón para ambos, pero para mi sorpresa un medio ebrio Daeyeol se había levantado del sillón y había estado conversando y quizá tocando de más mi cuerpo contra mi voluntad, me había negado rotundamente pero para Sungyeol el culpable de algún modo no sólo era él, sino yo también.

-¡Sungyeol ya basta!

-¡Tú lárgate de aquí!

Ambos se miraban de forma retadora, respirando cuál toros a punto de ser toreados, si, interesante analogía, pero fue lo primero que pensé al verlos así.
Rápidamente me levanté tembloroso de donde estaba, sintiendo mis piernas flaquear ante la horrible y escabrosa sensación de solo pensar que esa taza pudo haberme dado en el rostro, caí de vuelta en el suelo, mis ojos derramaban lágrimas espesas. Que poco había durado mi acaramelado cuento de amor.

-¡Eres una bestia!

-¡Y tú un puto egoísta!, ¿¡por qué tienes que querer todo para ti!?

Gritó Sungyeol mientras le daba un fuerte empujón con ambas manos contra su pecho, Daeyeol cayó por el pasillo y se golpeó el codo contra él primer escalón, acto seguido Sungyeol se le fue encima mientras ambos se sostenían por el cuello; Daeyeol pataleaba.

-¡Vas a terminar matándolo un día de estos!

-¡Que te valga un carajo si lo mato o no!, ¡es mío!

-¿¡Ya le dijiste de la chica de la cafetería.... A-ahhh!?, tu amante y tu p-proveedora de drogas... jaja, c-con razón te ves Tan agitado, ¿tan temprano y ya andas esnifando cosas?

Sungyeol sólo bufo enojado y soltó un fuerte puñetazo contra su mentón, haciendo que Daeyeol se mordiese la lengua y así, segundos después, escupiese una buena cantidad de sangre, dos, tres y cuatro agresivos golpes fueron a dar a su rostro. Estaba asustado, confuso y sobre todo, con esa idea resonando en mi cabeza.
¿De que maldita chica hablaba?

-¡Maldito bocón!, ¡maldito!, ¡maldito!

Solo me quedé ahí, mirando con pánico la sangrienta escena solo para ser testigo después de como Daeyeol era finalmente liberado y así mismo, se encaminó a la puerta.

-Eres... Desagradable, por eso todas las chicas.... te dejan.

-¡LARGATEEEEE!

Gritó tan fuerte como jamás le había oído, incluso su rostro se veía rojo y las venas de su cuello más que marcadas. Daeyeol limpió la sangre en su boca y enseguida me dirigió una fugaz y cálida mirada acompañada de una sonrisa.

-Cuídate Myung, lo lamento mucho guapo.

-¡No le digas así!

Gritó más suave mientras abría la puerta y empujaba a un tambaleante Daeyeol, el cual, comenzó a caminar en dirección opuesta a la casa solo para después perderse tras el azote de la puerta que dio Sungyeol, suspiró molesto y rápidamente dirigió su furiosa y voraz mirada a mí. Mis sentidos se pusieron alerta, así que me hice ovillo en mi lugar sin saber que hacer, no deseaba golpearlo como el día de la fiesta, no podía, no era capaz de hacerlo, era él, Sungyeol, el siquiera intentarlo era traicionero, mi cuerpo no respondía ante la idea de defenderse de él.

-¡Espera!, ¡espera!

Dije mientras sentía como era levantado de los cabellos y estampado contra la barra, quedando mi rostro contra ésta mientras sentía la fría madera lastimar más mi adolorido pómulo.

Si mi corazón hablara. (Yeolsoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora