|Capítulo 3|

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     Después de limpiar las cosas y cerrar la pastelería, fue directo a su auto, necesitaba descansar, pero tenía que hacer algo antes. 

     El tenia la intriga de saber quien era esa hermosa niña que vio días antes en el parque, necesitaba saber su nombre, aunque, tal vez no solo buscaba a la niña.

     Se detuvo un momento junto a ese parque, probablemente estaba ahí; había niños corriendo de un lado para otro, pero ninguno era ella, así que sólo se fue.

     Cruzó la calle, saludo a la joven recepcionista, a la cual había escuchado la otra vez que le decía a la señora del apartamento frente a el que se le hacía muy guapo, caballeroso y atento, probablemente algún día la invite a salir.

     Subió las escaleras hasta la puerta de su departamento, pero...

 -Mierda- dijo mientas buscaba en los bolsillos de su pantalón y su camisa. Había olvidado las llaves en la pastelería ¿Quién es tan idiota como para olvidar sus llaves? Exacto, él.

     Era tarde y necesitaba dormir, pero no podía hacerlo sin sus llaves. Bajó las escaleras lo más rápido que pudo, encendió su auto y arrancó.

     Era tanto el cansancio, que se brincó varios ''altos'' sin darse cuenta, al momento de dar la vuelta en una esquina, una persona iba pasando por ahí. Ésta se quitó justo a tiempo, el auto paso apenas rozándole.

 -¡¿Eres idiota o qué?!- le gritó esta persona desde la acera al auto que se paró metros después.

     Skippy solo sacó su mano por la ventana haciendo un vulgar gesto con la mano, sin siquiera mirarla, bajo del automóvil y entró al establecimiento.

 -¿Dónde las dejé?- susurró irritado buscando por los cajones de su escritorio-. Ah, que estúpido soy-. se insultó a el mismo al ver que sus llaves estaban justo enfrente de él, arriba de unos papeles.

     Papeles...mierda, mierda... y más MIERDA!

     Recordó lo que había pasado hace unos minutos en la calle.

  "¡¿Estas idiota o qué?!"

 -Ah, si hubiera sabido que eras tu habría acabado contigo en ese momento- se dijo a si mismo rodando los ojos. 

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