14.

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Invierno era la época favorita del año de Ana. Disfrutaba de ver las decoraciones de navidad que empiezan a aparecer por toda la ciudad, y en espera de la primera nevada del año. Era la única época del año cuando Ana se sentía esperanzada, como si habría un cambio - el buen tipo de cambio - estaba a la vuelta de la esquina, aunque sólo había que ser paciente, era suficiente para esperar por él. Era un tiempo de dar, de cuidar, de limpiar la pizarra y empezar de nuevo.

Invierno, sin embargo, también significaba que la mayor parte del arte de Ana se sentaba en un rincón de su dormitorio, en su cuarto y sin ir a ninguna parte. Aunque su padre le enviaba fielmente sus cheques con ellos pagaba la mayoría de sus facturas y gastos, se apreciaba aún el dinero que venía de hacer algo por su cuenta. Es por esa razón que había pasado la tarde poniendo en círculos puestos de trabajo en el periódico.

Su mañana la había gastado frente a su caballete, intentando hacer con su mano algo artístico, por primera vez en semanas. El resultado final había sido mejor de lo que había esperado. Suficientemente buena, de hecho, a adherirse a la pila de pinturas a la espera de ser vendidas. Pero al final, eso no es donde iba colocarlo. Al final, se puso a un lado, pensando que quizás algún día podría ser un buen regalo para Mimi.

Había encontrado ese pensamiento extraño al principio, algo de pintura y pensó en Mimi cuando iba terminando, pero decidió ir con él. ¿Quién era ella para cuestionar a la inspiración?

Miraba hacia abajo en el periódico y los muchos círculos de color rojo que había colocado a la página. La otra cosa buena acerca de las vacaciones era el excedente de puestos de trabajo.

- "¿Cómo va la búsqueda de trabajo?"- Mireya preguntó, de repente reforzando la vista.

- "Al menos mejor de lo que esperaba"- dijo Ana.

- "Oh, qué alegría".- Mireya vertió café en una taza, se inclinó contra el mostrador, y sorbió. Ana miró en la hora de el microondas y arqueo una ceja.

- "¿Acabas de despertar?"

- "De hecho".

- "Son las tres".- Mireya asintió como si fuera una perfecta normalidad.

- "Estuve al teléfono hasta tarde".

- "Oh?"

- "Juan Antonio llamó".

- "Juan Antonio..."

- "La estrella del porno".- Ana se rió.

- "¿Él tiene un nombre ahora?"

- "Él es realmente muy profundo. Yo no me esperaba eso. ¿Tú sabes que está haciendo cosas solo para poder llevar sus estudios en la facultad de medicina? "

- "¿Qué sucede si uno de sus pacientes se encuentra un video de él?"- Mireya sonrió.

- "Él se niega a que le filmen la cara. ¿Ves? Piensa en el futuro. Es un muchacho inteligente. También hace los servicios de escolta. Me gustaría hacer eso totalmente si yo fuera un chico. Se les paga cientos de euros por hora de acompañar a una vieja rica al ballet o algo así. Los hombres son tan afortunados".

- "Tal vez debería conseguir un trabajo haciendo algo así"- dijo Ana cuidadosamente.

- "Estoy segura de que hay algunos hombres ricos de edad que desean una mujer joven a su lado en público."

El lado ciego del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora