Media hora.
Era el tiempo que había transcurrido desde que Rosie había comenzado con su estúpido jueguecito, y aun no se cansaba de ello. Había recorrido toda la cancha siguiendo la moto e intentando subirme a esta. Este vendría siendo como mi millonésimo intento y ya me estaba molestando.
-¡Ya Rosie! ¡Déjame subir de una vez!-grite exasperado-
<<Creo que me estaba comenzando a marear de tantas vueltas. >>
- ¿Por qué no subes?- rio - No te lo estoy prohibiendo…-
-No estoy de broma, mamá me descubrirá y no podré salir más…- la mire mal-
Al parecer eso fue suficiente para hacerla entrar en razón. La mueca divertida que cubría su cara fue inmediatamente remplazada por una de desinterés.
-Esta bien, sube Hazza…- se burló-
Fruncí el ceño, ¿Qué clase de apodo era Hazza?
Al fin detuvo la moto y yo me acerque a esta con algo desconfianza. Subí con cuidado e inmediatamente rodee su cintura, porque Rosie solía salir disparada apenas ponía un dedo en la moto y no tenía la menor intención de salir volando por los aires. No gracias.
Ella rio, notoriamente divertida ante mi gesto.
-Sostente con fuerza- hizo rugir el motor y partió con rapidez-
Apoye con suavidad mi cabeza en su espalda y me deje llevar por el caleidoscopio de sensaciones que repentinamente me invadieron. El viento helado, las luces de los faroles, la carretera desierta y las delicadas protuberancias de la espalda de Rosie. Todo corría en cámara lenta y todo parecía imposiblemente mágico. Aspire su agradable aroma a limón y sentí mi corazón acelerarse ¿Qué sucedía conmigo? Rosie me hacía sentir tan confiado en ocasiones…era algo extraño de explicar, era como una especie de equilibrio espiritual. Con ella no me sentía torpe o inseguro, solo libre. Yo mismo, siendo joven y alocado, junto a ella, siendo joven y alocada. En mi mente solo podía ver su rostro sonriente y todo me parecía tan sencillo. La vida me parecía más fácil.
Nos detuvimos frente a mi casa. Rosie apago el motor y se volteo.
-Bien…aquí estamos, umh ¿Cómo subirás?-interrogó con desgana-
Mire sus ojos azules y note cierto brillo de tristeza en ellos.
-Tengo llaves- murmuré con suavidad-
Realmente no quería volver a casa.
-Bien, entonces entra pequeño…No quiero que te congeles aquí- alzo las comisuras de sus labios en algo parecido a una sonrisa, pero esta no alcanzo sus ojos-
Fruncí el entrecejo<< ¿A qué se debía esa coraza de tristeza?>>
-No soy pequeño, soy más alto que tú- Hice un mohín-
Ella rio con suavidad. No quería ver a Rosie melancólica y dolorosa. La prefería alocada y atrevida. Me costaba entender esos cambios de humor tan repentinos, pero solo sabía que no quería verla triste.
-Son tan solo unos centímetros- señalo sonriendo-
Me baje de la motocicleta.
-Comprobémoslo- sonreí y le hice un gesto para que bajara del aparato-
Ella alzo una ceja pero obedeció. Nos pusimos frente a frente y yo mire sus ojos azulinos que efectivamente quedaban muy cercanos a los míos, al parecer nuestra altura era muy parecida. Me encogí de hombros y metí mis manos en los bolsillos.
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Sad Beautiful Tragic
Teen FictionRosie, ¿Estas segura de esto?- preguntó atemorizado el chico, con la cintura amarrada a la de ella, temblando de nervios y ansiedad, mientras oía la estruendosa sirena que indicaba el inicio de la carrera.- Ella se volteo, y lo observo un instante...