Una semana antesÉramos una familia feliz, de esas familias que conviven todo el tiempo juntos, así era mi familia. Yo era un chico alegre, un chico de familia, respetuoso, obediente con mis padres. Asistía a la escuela como cualquier chico, un chico normal, la palabra normal definía mi vida en aquél entonces. Mi padre era un diseñador, siempre con su libreta y pc, dibujando ropa para presentarla en la revista que salía cada año, o en cada estación que entraba. Yo tenía un aspecto atractivo, con mi cara de rasgos muy definidos y los ojos de color verde que había heredado de mi mamá, al igual que de su cabello rubio, era muy alto y delgado, por lo que mi mismo padre, me dijo que si quería ser un modelo y, así él mostraría sus diseños conmigo, yo no sabía que decir en aquel tiempo, estaba en schok, pues nunca me había pasado por la cabeza ser famoso, aunque no era famoso, siempre era perseguido por las chicas de mi colegio; debido a mi atractivo físico.
Me arrepiento de haber dicho sí a su palabra, me arrepiento de haber entrado al mundo del modelaje, quizás si nunca hubiera dicho que sí, la trajedia no hubiera ocurrido. Pero quién hubiera adivinado lo que iba a ocurrir en ese tiempo.
Tan pronto como dije que sí, mi padre me llevo a tomar unas fotos, enseguida me contrataron en una empresa para promocionar con mis aspecto atractivo: marcas de perfume, ropa, calzado y no faltaban mis fotos que salían en las revistas. Las cuales se vendían mucho porque en París, muchas chicas suspiraban por mí, tan pronto como me llegaron a conocer por medio de las revistas, ya era su amor platónico, no faltaba encontrarme chicas pidiéndome autógrafos, selfies con ellas, incluso unas llegaban a besarme la mejilla.
Para mí el ser deseado por las chicas, no era algo que me alegrará, pero había personas y amigos que me decían que, que suerte tenía por tener a un montón de chicas suspirando por mí.
Cuando me tocaba modelar en una pasarela, había tantas personas que apenas y cabían y, la mayoría eran chicas, las cuales gritaban y me tomaban fotos con su celular.
Tan sólo en unos meses ya era una persona famosa, la cuál ya era conocida por todo París, ya otras empresas me estaban llamando a que también fuera parte de su publicidad, en esas alturas ya iba a tener giras por el mundo. Mi padre gano tantos millones de pesos, debido a mi modelaje.
Tenía todo lo que quería, tenía el amor de mi familia, dinero y mis lujos que me quisiera dar en aquél entonces.
Todo parecía ser felicidad y no parecía llegar un momento de trajedia para mí familia o para mí. Hasta que llegó ese día, aún lo recuerdo como si hubiera sido ayer, las imágenes siguen tan vivas y presentes en mi cabeza.
Me levanté una mañana muy temprano, más de lo común, ese día no quería hacer mi sesión de fotos para otra revista. Pero mi padre me convenció. Quizás y ya presentía de lo que me iba a ocurrir.
Baje por las escaleras al comedor: donde estaba mi mamá, hermosa cómo siempre, al mirarme, sus labios de color rosado se estiraron. Tenía su cabello suelto, su cabello rubio le caía hasta su pecho, vestía: un vestido color celeste cómo el color del cielo, le llegaba hasta sus rodillas, traía unos zapatos de tacón, color cafés madera. Agarro un vaso de vidrio: con jugo de naranja, su pulsera de perlas blancas le resaltaba con el color de su brazo, sus uñas estaban pintadas de un ligero color rosado tenue, con un brillo de esmalte.
Llevo su vaso hasta sus labios y bebió un poco.
Mi padre estaba terminando de arreglar su portafolio, cuando termino se sentó en la mesa con nosotros, como solía ser todas las mañanas. Agarro el tenedor y llevo un trozo de hotcakes hasta su boca.Mis labios se estiraron al ver a mis padres felices, pero había algo que me tenía incómodo, aún no sabía que era o que significaba.
—¿Qué sucede hijo? —preguntó con una sonrisa, paso sus dedos para recorrer el flequillo largo que tenía.
—Nada —sonreí, agarrando un pan que estaba en una bandeja al centro de la mesa.
—¿Todo está bien? —preguntó preocupada nuevamente, tratando de sonreír.
—Sí, no te preocupes mamá, todo está bien —estaba mintiendo en ese momento, no estaba bien, o al menos estaba bien por ese rato. Pero no lo iba a estar después de lo que iba a pasar.
—Hijo... —pausó, quizás también ella sentía ese presentimiento que yo sentía—, te quiero —sonrió con sus labios temblando para echarse a llorar, pero aguanto su llanto y sólo se le miró pasar saliva, me agarro la mano y, sonrió nuevamente—. Agradezco por tener a una familia cómo está —miro a mi padre y a mí—, agradezco por tener a un hijo como tú, tan obediente, tan amable.
—Yo también agradezco por haber tenido a una familia tan acogedora, como está. Te quiero mamá y siempre será así —apreté su mano fuerte y no evitaba quitar la sonrisa de mis labios, mientras la miraba.
—Pueden terminar de hablar como si nunca se fueran a ver más —dijo mi papá con la cara triste, se estaba poniendo sentimental al vernos hablar así.
—Tienes razón amor —soltó mi mano y agarró el vaso de vidrio, no le dio ni un sorbo solo estaba sosteniendo el vaso con la mirada perdida en la ventana. Ni siquiera estaba desayunando, estaba sería después de sonreírme tanto—. Gabriel —dejo el vaso sobre el comedor, mi papá la miró confuso al igual que yo, ambos no dijimos ninguna palabra, pues esperábamos lo que iba a decir ella.
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Mí Cómplice
FanficFanfic adaptado de la serie original: Miraculous Ladybug, por el creador Thomas Astruc. La actitud de los personajes en está obra es diferente a la original; por lo tanto aquí no serán héroes y tampoco existirán los prodigios. Los shipps principal...