Había pasado mucho tiempo desde que sentí las miradas puestas en mí y la incomodidad que estas producen. No entendía mucho qué era lo que había pasado, acaso me había maquillado mal, acaso las arrugas saltaron sobre mi rostro durante las cuatro horas que dormí y no lo noté.
A cada paso que daba por los pasillos de la universidad sentía como me molestaban esos ojos que se posaban en mí, por momentos noté que murmuraban algo, trataba de no pensar en ello, pero sin duda algo estaba mal.
- Eliana
Me sobresalté sin poder controlarlo, las risas y el asombro de los que se encontraban alrededor no se hicieron esperar.
Era un profesor, con los nervios hasta olvidé su nombre. Apenas pude asentir, no sabía bien que era, pero me provocaba bastante ansiedad.
- Sígame
¡Demonios!
Caminé pensando en todas posibilidades para esa llamada tan inesperada, mientras me dirigía a la sala del rectorado. Seguramente es alguna tontería educativa, relájate Eliana, me animaba mientras me acercaba.
El profesor me cedió el paso e ingresó detrás de mí.
Un grito inundó el pulcro despacho, era de espanto, de terror ...y no era yo.
Richard Fonseca, corrió como un poseso apenas entré. Tenía el rostro desencajado, estaba totalmente aterrado y gritaba maldiciendo todo, se tomaba la cabeza y me señalaba en todo momento.
Respiré profundamente, tratando de calmarme y no arrojarme hasta él a torcerle el cuello.
- Sabe por qué está aquí señorita.
Negué con la cabeza
El rector empezó a explicar la razón, mientras Richard seguía gritando, él hablaba de lo que había pasado la noche anterior. Traté de no despertar ninguna sospecha, aunque por dentro estaba muy desconcertada, cómo diablos pasó, cómo era posible que Richard recordara todo, aunque tartamudeaba era claro que lo recordaba.
- Esto es inverosímil — reí un poco, restándole importancia a todo. De verdad cree usted esa tontería, ¿un banquete de vampiros? — resoplé — ¿es esta la razón por la que toda la universidad me observa como bicho raro, porque creen que soy un vampiro?
- MALDITO DEMONIO BEBISTE MI SANGRE ANOCHE... AUN TENGO LAS MARCAS
¡Mierda!
Era cierto, las marcas no habían desaparecido.
Nunca en toda mi existencia, en los más de cien años que vivía como vampiro había visto algo así, las marcas solían desaparecer, los humanos no nos recordaban, era una de las virtudes de la noche y su refugio. Aun cuando pudimos caminar a la luz del día y cazar, nunca había visto a un humano recordar con tanta precisión, por lo general eran lagunas mentales, confusiones con pesadillas y hasta demencia, pero no algo así. ¡Qué estaba pasando!
- No sé cómo te hiciste esas marcas, pero lo que dices es estúpido. ¿Acaso te volviste a drogar?
Sabía perfectamente que el muchacho no consumía nada, lo había comprobado, pero al menos eso distraería la atención del rector y el profesor que nos escudriñaban a cada segundo.
Pronto empezó un interrogatorio incesante sobre drogas.
Aproveché para teclear en mi teléfono: "Máximo, lo saben"
No pude negar que había estado con él, muchos nos habían visto salir juntos del bar, pero si podía probar que no había estado con él a las horas que mencionaba.
- Señores, esto no me parece divertido, ni mucho menos, temo que tienen un problema de drogas o jugaron algún tipo de juego satánico, no lo sé. De cualquier manera quiero que llamen a sus padres o tutores para que tengan conocimiento de lo sucedido y las medidas necesarias que tomará la universidad
- Soy mayor de edad, sé lo que...
- Señor Fonseca, llame a sus padres ahora.
La voz del rector no dejaba lugar a réplicas.
- En su caso señorita, llame a su tutor
Era más que sabido que era huérfana, no habría sido difícil inventarme unos padres, lo había hecho muchas veces, no obstante en esta ocasión como en algunas otras, decidí que Máximo fuese mi tutor, después de todo él tenía pleno poder sobre mí.
Máximo río como loco por el auricular cuando le dije que tenía un problema en la universidad, luego de haber recibido el mensaje sabía muy bien de qué se trataba. Pensé que estaría igual de preocupado que yo, pero al parecer me había equivocado, simplemente reía a carcajadas.
Richard sufrió un colapso nervioso cuando traté de acercarme para convencerlo que estaba equivocado, tuvo que llegar la enfermera, lo inyectaron y ahora teníamos más personas en la amplia oficina, también la asistenta social y la jefa del departamento de sicología, quien había empezado a hablarnos de los peligros de las drogas y otros sermones a los cuales trataba de poner atención.
Me espantaba la idea de que Richard pudiese reconocer a Máximo, estaba prácticamente inconsciente cuando él apareció, no podía recordarlo, no podía.
Los padres de Richard llegaron primero, no daban crédito a lo que escuchaban. Su padre meneaba la cabeza mientras llamaba la atención a su hijo por haberlo sacado de la oficina para escuchar cosas de vampiros. Por otro lado su madre estaba realmente preocupada, constantemente repetía que su hijo había enloquecido, era una mujer bastante joven y con una presencia arrolladora.
- Usted puede certificar que su hijo estuvo en su casa anoche — inquirió el profesor que hasta ese momento sólo había sido espectador de todo
- Claro que sí... llegó un poco tarde, lo llevaron sus amigos y se acostó
- Usted lo vio
La señora Fonseca dudó.
- Lo vi entrando a la casa desde la ventana de mi habitación, iba con dos muchachos más, la verdad no les vi el rostro, pero a mi hijo sí.
- Ellos no son mis amigos, son los malditos engendros amigos de esta... no sé cómo hicieron para llevarme, no podía gritar solo hacía lo que me ordenaban... no sé en qué momento pude deshacerme de esa influencia y pude recordar todo... finalmente cuando llegué a las clases mi cabeza casi explota, todos los recuerdos fueron más vividos y el dolor — mostró las marcas de su cuello y muñecas— créanme... ella lo hizo, estuve en su departamento, entramos y de pronto tres sombras se me acercaron y perdí el conocimiento... pero recuerdo sus palabras... dijo algo como, no lo maten porque podría tener problemas...Ella lo hizo
Todas las miradas se volvieron hacia mí. Me había delatado, mi rostro mostraba la incredulidad de saber que recordaba todo y que ahora no tartamudeaba.
- Eso es imposible.
La puerta se abrió de un porrazo. Era Máximo.
Conocía a Máximo desde siempre, pero aun así lograba sorprenderme.
- Eliana, estuvo cenando conmigo, pasé por ella a su departamento... si es necesario les doy el nombre del restaurante, es más, tengo el boleto aquí. — extrajo de su gabardina un boleto de consumo de un restaurante caro y exclusivo que solo funcionaba con reservaciones — saben son pocas las veces que vengo a la ciudad y me gusta visitar a Eliana, después de todo soy lo más cercano a una familia para ella — una sonrisa enorme inundó su rostro, la madre de Richard estaba encandilada.
Richard miraba a Máximo buscando algo, tal vez queriendo recordarlo.
Después de varios minutos de plática, el rector, mi tutor y los padres de Richard se retiraron a un privado.
Decidí revisar mi celular, tenía innumerables mensajes de amigos y desconocidos preguntándome cómo podía convertirlos en vampiro o qué tipo de sangre prefería y un sinfín de mis fotos con colmillos, estacas y ajos que me adornaban... sin duda creativos.
Entre tantos mensajes encontré uno que no me gustaba para nada
Vamos a matarlo
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¡Un día más!
Fiksi RemajaEl grupo de amigos empezó a reír desmedidamente por el disparate que había dicho, mas, el muchacho enmudeció. Retiró su mano como si le quemara lo que estaba tocando. La sombra de la muerte rodeaba su cabeza. Había provocado que los cuervos se estre...