uno

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Freddy se encontraba dibujando en su habitación. Esta vez era un oso negro realista.

Fred se encontraba en la misma habitación recostado boca abajo en la cama, intentando dormir. Escuchar el lápiz de Freddy deslizarse por el papel hacia sentir a Fred relajado, ese sonido le daba paz, escucharlo tararear era lo mejor que le podía pasar.

-Ta... Tara... Taratara... - tarareaba el castaño -.

-Que dibujas ahora? - pregunto el azabache sin la levantar la cabeza de la almohada -.

-Algo para ti... No levantes la cabeza o el dibujo ira directo a la basura - dijo sin despegar el lápiz del papel -.

Fred no dijo nada. Tampoco levantó la cabeza.
No le gustaba salir a la calle o mirar su rostro. Pues el había nacido con una enfermedad que daba la inversa de sus ojos. La pupila era blanca totalmente y el iris era negro, casi vacío.
Y a pesar de que Freddy siempre le decía que se veía muy bien así a el no le agradaba.
Freddy no mentia, la mayor parte de la escuela estaba enamorada de este azabache, incluyendo hombres y mujeres.
Aun que a Fred no le importa eso, tenia ojos par una sola persona.
¿Se imaginaran quien es?
¿No?

-Termine! - dijo el castaño levantándose del banco donde se encontraba dibujando -.

Tomo el dibujo en sus manos y lo llevo hasta donde estaba Fred, este levantó la cabeza dejado ver sus ojos vacíos, llenos de asombro al contemplar el gran dibujo que había creado la persona con la que vivía.

-Es... Increíble... - dijo atónito el azabache -.

-¿Te gusta? Toma!

Freddy extendió el dibujo hasta Fred quien lo tomo con delicadeza para no mancharse con el lápiz.

-Me encanta. - dijo sorprendido -.

-Enserio?? Me alegra mucho, lo hice con amor - dijo sonriendo tiernamente el castaño-.

Fred se levantó de la cama, posicionando el dibujo en la mesita de noche que estaba junto a la cama, lo recargo en la lampara de lectura, dedicó una sonrisa a Freddy quien lo observaba con detenimiento y paciencia.
El azabache tomo la cintura del menor juntando sus frentes y colocando un tierno beso en sus labios.
Ambos se separaron mirándose con un tierna sonrisa. Una sonrisa que decía todo.

Mi cuaderno favorito (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora