cuatro

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Un vacío interminable se extiende dentro de mis ojos.
Y lo odio.
Freddy siempre me dice que me veo muy bien, y que a el le gusta como me veo.
Inclusive mis amigos en la escuela, los profesores y personas que no conozco me lo mencionan.
Pero, a mi no me agrada tanto, los colores no son tan brillantes como antes del accidente. Ahora don opacos, obscuros.

Pero, hay solo algo. Algo que sigue brillando intensamente sin yo saber por qué.

Sus ojos. Los de Freddy. Son de un azul tan brillante que el vacío de mis ojos no puede cambiar.

Amo despertar a su lado, y que habrá sus ojos lentamente haciéndolos brillar por la calida luz que entra por la ventana, su sonrísa no tarda en aparecer.
Y mis labios no resisten a mantenerse alejados.

--¿Vas a mirarte por horas frente al espejo? ¿O nos vamos ya? - dijo Freddy desde la puerta -

Sus grandes ojos iluminaban la habitación. Lo mire de reojo, sonreí.

--Ya voy. Ya voy. ¿Crees que me queda bien este color? - dije apuntando hacia mi corbata -.

Teníamos un encuentro con sus padres, y no quería estar desarreglado. Ni mal vestido.

Era un cena demasiado formal.
Freddy llevaba un esmoquin negro, corbata azul y el cabello una coleta bastante alta.
Se acercó a mi y acomodo mi corbata color roja, sacudió mi esmoquin negro y beso mi mejilla.

--Te queda perfecta. Oh y, no olvides arreglar tu cabello. - dijo saliendo de la habitación - Pero apurate ya es tarde -.

--Si si! - tome un pasador, eche mi cabello hacia atrás y lo sujete con este, tome mi billetera junto con las llaves del auto y salí de la habitación -.

Baje y cierre la casa, Freddy estaba en el auto acomodando su cabello en el retrovisor. Subí, y lo encendí. Me quede un momento mirando hacia enfrente, después mira a Freddy quien se percato de mi mirada y volteo.

Hay esta de nuevo. Esa sonrisa, adornada de esos luceros enormes que me vuelven loco.
Se acerco a mí. Un beso suave y delicado fue depositado en mis labios. Se apartó sonriendo.

--Te amo... - dije cerrando lo ojos recargandome en su hombro -.

--Y yo a ti amor - dijo y puso si frente sobre mi cabeza -.

Me levante casi de un brinco.

--¡Espabilate Fred! ¡Uh!

Mi pequeño me miro sorprendido, luego río.

Arranque el auto. Temeroso, pues jamas había visto a sus padres. Pero, si me quiero casar con Freddy debo pedir permiso.
Y así será.

Mi cuaderno favorito (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora