Timeless.「❆」ᴅᴏʏᴏᴜɴɢ

O5

I endlessly practiced these words
I still love you
But in the end, I couldn’t say it
I shouldn’t let you go.

💫

En el momento en el que la vi otra vez no sabía que las punzadas que hace tanto no sentía volverían y me sentiría a punto de caer.

Pero en el momento en el que Jeonsung paró en seco frente a mi, eso y la euforia pasaron por mi. Para dejarme como gelatina en frente.

— Hola, Dongyoung. — una pequeña sonrisa pasó por su cara y ajustó el bolso que llevaba en su espalda, para tomar más cómodamente el pequeño gato blanco que tenía en brazos.

— Hola. — no sonreí. No porque no quería, si no porque simplemente mi cara se rehusaba hacer esa curva.

Un silencio incómodo se extendió entre nosotros. Y quise decirle tantas cosas, repentinamente todo eso lo había olvidado, pero igual sabía que habían muchas cosas que había estado esperando decirle. Y no porque en este momento no las recordara significaba que no me molestarían los sueños de ahora en adelante.

— Este es Sam. — señaló el gato en sus brazos, como consuelo al silencio.

— Es... es muy lindo.

Cuando otro silencio se extendio me miró como si hubiese recordado lo malo que era para hablar. Sin embargo no añadió nada.

— Fue muy lindo verte de nuevo, Dongyoung.    

— Lo mismo digo, Jeonsung.

Cuando volvió a sonreír, pasando lentamente por mi lado, recordé la cosa más importante que debía decirle.

Cuando me volteé aún estaba muy cerca de mi, pude muy bien tomar su mano, pero aún a pesar de que abrí la boca no salió nada.

Y aunque practiqué miles de veces el "Aún te quiero" no pude decirlo.

Jeonsung ya había cruzado por el semáforo en verde cuando en un susurro tembloroso en vez de decir un "te quiero" dije un "te amo."

Aún a pesar de la diferencia igual ella no escuchó nada. Y una vez mas la dejé ir.

Caminé por el mismo lugar que ella, porque ya había olvidado que iba hacer. Y lo único que quería era estar con ella.

Aunque lo había hecho sin el propósito de seguirla o algo, igual la encontré a unas cuadras, parada fuera de una librería, con Sam durmiendo en sus brazos.

Entré a la cafetería que estaba frente a esta y me senté en los bancos que daban vista a la calle, y a donde estaba ella.

Ni siquiera sé que fue lo que le señalé al mesero cuando vino a tomar mi orden.

La observé todo lo que pude, conversando con algún trabajador de la librería muy alegre. Probablemente ya olvidando que me vio.

Aún cuando se fue, permanecí plantado ahí, recordando como si aún la estuviera mirando y un suspiro pesado se apretó en mi pecho. Tan doloroso que me costaba un poco respirar.

Después apareció mi vecina, y alegremente se sentó a acompañarme. Y aunque estuviera tratando de no llevar mi mente a su imagen cada pequeño silencio que se presentaba era casi tan difícil como no respirar.

Entonces supe que mi mayor error hoy fue dejar que se fuera. Otra vez.

Si tan solo pudiera remediar los errores.