Capítulo 2. "Un compromiso casi forzado"

899 121 45
                                    

La cabeza de Justin era un caos en estos momentos. Estaba tan nervioso que ya se había terminado dos vasos de whisky. Hassel, su padre y Zak, su ahora futuro suegro y socio, conversaban tranquilamente sobre el nuevo negocio que harían juntos como familia. No estaba completamente seguro de comprometerse con Nadine pero era la única manera en que su padre aceptaría ayudarlos económicamente. Iba a correr un riesgo y quería asegurarse de que su hijo estaba dispuesto a casarse y formar una familia. De todos modos, la idea fue de Justin. Quería ayudar a su novia y a su familia también porque si él se viera en la misma situación, ella intentaría ayudarlo de alguna manera. O quizás no. A veces creía que su cabecita sólo estaba llena de tonterías pues sólo le gustaba hablar de moda, dinero y otras cosas que eran insignificantes. Jamás hablaba de filosofía, historia o deportes.

Sí... Él tampoco sabía qué veía en ella que le gustaba tanto. Tal vez era el hecho de que nunca estuvo tanto tiempo con otra mujer. Las demás sólo fueron cosa de una sola noche.

Ciertamente no tenían muchas cosas en común pero eran estables. Se llevaban bien, tenían buen sexo, sentían un cariño mutuo y sus familias se llevaban bien. Nada le impedía casarse con ella. Lo único que debía hacer era grabarse en la cabeza que dentro de un año o algunos pocos meses, estaría en un altar esperando a Nadine en su vestido de novia. Ni siquiera podía imaginárselo. Quizás porque aún no terminaba de aceptarlo. Si alguien pudiera escuchar sus pensamientos, pensaría que lo estaban obligando a casarse y que sería un matrimonio por conveniencia, pero no era así. Fue su idea y de nadie más. Incluso sus padres le preguntaron mil veces si estaba seguro de casarse y él mil veces respondió que sí.

No obstante, los nervios solían enredarlo un poquito. Mentalmente era un completo desastre.

¿Qué tan malo era casarse? Sólo se trataba de otro compromiso. No parecía ser tan malo como muchos lo pintaban. A veces el matrimonio puede ser lo mejor para dos personas y el vivo ejemplo eran sus admirables padres. Ellos se amaban con locura y siempre estaban felices y enamorados. Como dos adolescentes.

En el fondo, Justin envidiaba la buena relación de sus padres. Quería tener algo tan cercano a la perfección.

—¿Y? ¿Qué te parece la idea, Justin?

Pero él no escucho. Seguía sumido en sus pensamientos.

—Justin, te están hablando —lo regañó su padre. Él rápidamente salió del trance.

—Ah, sí. Me parece perfecta —hizo un desdén con la mano—. Todo está bien para mí.

Hassel lo miró con una ceja alzada.

—¿Si? Porque estoy seguro que no nos estabas prestando atención.

—Oye Bieber, no molestes a muchacho. Debe estar pensando en su boda con mi hermosa princesa —sonrió—. ¿No es así?

—Sí, así es...

—Debe estar asimilándolo todavía. Si te parece bien, terminamos de hablar otro día —sugirió Hassel.

—No, no, no —negó rotundamente—. Sigamos.

Treinta minutos después terminaron los acuerdos para el nuevo negocio. Construirían un edificio de departamentos de lujo para vender y otros para alquilar. Zak sería quien manejara lo legal, Hassel administraría el dinero y Justin buscaría los contactos. Sería un excelente negocio. Ganarían mucho dinero y el cuarenta por cierto sería para Zak, lo que significaba que volvería a levantarse económicamente tan pronto como empezaran a vender. Debían empezar pronto con la construcción. El terreno ya estaba listo. Justin se sentía bastante contento y satisfecho de poder ayudar.

Olive Donde viven las historias. Descúbrelo ahora