Capítulo 21. "Ceder"

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La música, la gente bailando y las luces de distintos colores habían pasado a un segundo plano en el momento en que sus labios encajaron como las piezas de un puzzle. Sus bocas no se despegaron en ningún momento. Olive era consciente de lo que aquel beso había desatado una guerra pero no le importaba porque era justo lo que pretendía. Estaba cansada de reprimir sus emociones, de ser la niña buena que todos querían que fuera. Trabajar en el club de Drow como bailarina exótica no era suficiente. Necesitaba más. Quería sentir la emoción, el éxtasis de lo prohibido. Y Justin estaba prohibido. Pero esa no era la única razón de su arrebato. Lo estaba besando porque se dio cuenta de que compartían las mismas energías.

Deseaba que pudieran formar un complemento con esas energías.

Deseaba ser suya.

No quería sentir que estaba perdiendo más el tiempo así que tomó sus grandes y fuertes manos de hombre y las colocó al final de su espalda. Justin soltó un gruñido y apretó ligeramente sus nalgas. Podía sentir que todo su cuerpo ardía en deseo. Le hubiera hecho el amor mil veces en ese momento si no fuera porque se encontraban en el centro de la pista de baile. Por suerte, nadie les estaba prestando atención. Tampoco les importaba si lo hacían.

Estaban en su propio mundo.

—Vámonos de aquí —le susurró al oído—. Quiero ir a un lugar donde sólo estemos tú y yo.

Era una clara invitación. Justin lo sabía.

—Lo haremos —murmuró sobre sus labios—. Pero debes avisar que te irás. Supongo que andas acompañada.

—No me extrañarán. Les dejaré un mensaje cuando salgamos de aquí —respondió despreocupadamente.

—Bien pero antes quiero saber que estás segura de esto. No quiero que te arrepientas de nada.

—Me tienes las bragas empapadas. ¿En serio piensas que estoy jugando? —enarcó una ceja. Se veía tan segura de sí misma que Justin estaba realmente impresionado—. Sé lo que quiero.

—¿Qué quieres, Olive?

Se mordió el labio inferior y con voz seductora le susurró al oído las palabras más directas y calientes que alguna vez escuchó.

—Quiero que me hagas tuya de todas las formas posibles.

Aquellas palabras bastaron para salir de ese lugar en un chasquido de dedos. Rápidamente se dirigieron  al estacionamiento pero Olive frunció el ceño cuando no vio por ningún lado el llamativo auto deportivo de Justin.

—Está en el taller —respondió como si le hubiese leído la mente—. Pero hoy es tu día de suerte, nena.

—¿Por qué?

—Mira esta preciosura.

Se hizo a un lado para que pudiera admirar una impresionante Kawasaki ZX-10RR de último modelo. Era una moto preciosa, tenía que admitirlo. No le pareció extraño que tuviera una de esas fascinantes y exclusivas motos, se notaba a leguas que le encantaba la velocidad.

—Está muy linda.

—Lo será aún más cuando te subas en ella —le guiñó el ojo—. Sólo traje un casco pero te prestaré el mío. No sabía que tendría acompañante esta noche.

Le ayudó a colocarse bien el casco y acto seguido se subieron a la moto. Y sin que se lo pidiera, Olive envolvió los brazos alrededor de su cintura. Una tonta sonrisa se le formó en el rostro. Sin más preámbulos, aceleró el motor y condujo por veinte minutos a las afueras de la ciudad hasta llegar a una bonita cabaña en medio del bosque. Quizás para otra persona podría parecer aterrador pero Olive amaba los bosques y todo lo que se relacionaba con la naturaleza. Y no le sorprendía que Justin fuera dueño de la enorme cabaña a la que acababan de llegar. 

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2021 ⏰

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