Academia Croos

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Me miraba al espejo de cuerpo completo mientras me analizaba: cabellos largos de color negro, hasta debajo del muslo, ojos color miel, labios y mejillas levemente rosadas, estatura de 1.69, delgada, de pechos de tamaño voluntarioso de igual manera las caderas y pestañas largas.

Deje de analizarme y me concentre en mi vestimenta, tenía puesto una falda negra, junto con una blusa blanca de manga larga y unos zapatos negros , pero obviamente no faltaba mi objeto más preciado, un lindo collar de oro, del cual colgaba una piedra roja en forma de corazón, además de ser mi objeto más preciado era el objeto que guardaba mi pasado, toque la pequeña piedra roja con mis dedos y con una sonrisa pronuncie.

-pronto - dije en un susurro inaudible con cierto temor en mis palabras pero a la vez una enorme alegría

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-pronto - dije en un susurro inaudible con cierto temor en mis palabras pero a la vez una enorme alegría.

Estaba tan concentrada en mirarme en el espejo que no vi cuando mis padres llegaron, ambos a una distancia larga respaldados por las mucamas y guardias del palacio, en su rostro tenían una sonrisa  que reflejaba felicidad y tristeza al mismo tiempo, volteó a verlos, sabía que era hora de mi partida.

-Princesa, el carruaje ya está abajo, van a llevar tus maletas al carruaje - dijo una de las mucamas.

Asentí, tomóron las maletas las mucamas y salieron de mi habitación, mire a mi madre que se acercaba a mí con paso lento, cuando llego enfrente mío, tomó mis manos y me dijo:

-¿hija estas segura de lo que haces?, sabes que aun estas a tiempo de cancelar la misión, sabes que no es tu área ...a ti no te deberían dejar esta misión...-

- no te preocupes mami, no me pasara  nada, entiende tengo que irme, tengo que hacer mi deber como parte del consejo y como princesa del reino de las brujas, llevó 4 años en esto, se lo que tengo que hacer no te preocupes, sabes que por mí, no voy...pero quiero que esta guerra acabe, deseo que las cuatro naciones puedan vivir en paz, solo los vampiros faltan para poder tener la paz absoluta y si en estos momentos se nos brindó una oportunidad no puedo desperdiciarla- dije con cierta dolencia y esperanza en mis palabras

- está bien hija te deseo suerte- quitó sus manos de las mías y fue directo con mi padre que sacó una pequeña caja negra, con detalles rojos, fruncí el ceño, por el olor que enunciaba la caja, supe lo que contenía- ten hija, por si algún momento las llegas a necesitar-

-¿tan poco confianza tienen en mí?- Le sonreí a medias  -Gracias..., supongo- le sonreí forzosamente

- esperó que entiendas- dijo mi padre

-está bien papá lo entiendo- dije con cierta pisca de dolor en mi hablar

-por cierto, ayer enviaron tu uniforme, se encuentra abajo, es de la clase nocturna - dijo mi madre - por cierto me dijo el director que un tal Kiryuu Zero te recibiría en la entrada para que así no te pierdas en la escuela

- okey mami- le sonreí

-bueno vamos a abajo, tus hermanos te han de estar esperando – dijo mi padre

Eras tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora