¡Si eso era una pequeña fiesta no quería imaginar lo que sería una grande! La música se escuchaba hasta la otra cuadra y estaba lleno de autos. Por un momento agradeció al destino que la hubiera hecho ponerse esos shorts engomados. Aunque su blusa holgada y llena de colores le seguia dando el mismo estilo hippie de siempre, sin contar con la corona de flores que tenía en la cabeza.
Tal vez unos tacones hubieran perfeccionado el outfit, pero como iba en moto de aca para alla, no tenia ningunos, y se conformaba con sus bonitas balerinas negras.
¿Maquillaje? Claro que no, lo unico que tenia era delineador por dentro del párpado para darle profundidad a la mirada pero que siguiera al natural. Nada de rimmel, ni base, ni colorete y mucho menos pintalabios.Cuando bajó de la moto, estudió la situación. La casa no era muy grande, pero se veía mucha gente desde afuera, y la música estaba fuerte, y las voces mucho más.
Cargándose de valentía se acercó a la puerta y toco el timbre que había justo al lado, se escucharon algunos gritos llamando a la anfitriona y tras un minuto aparecio detras del marco con las mejillas coloradas y una sonrisa de oreja a oreja. Su cabello pelirrojo estaba acomodado en lindos bucles y vestía un vestido negro largo hasta el suelo como los que estaban de moda.-¡Mer!- pego un saltito y la abrazó, sorprendida la nombrada se lo devolvió y río, hacía mucho que no la veía y había olvidado lo efusiva que era.
-¡Emi! No puedo creer la forma en que ha pasado el tiempo, mirate una mujer en todo su esplendor- y no mentía, parecía una adulta, y aunque era difícil de admitir, lo era, y Mer estaba entrando en ese camino también.
-Pero tu sigues siendo una niña- Rió mirándola- ¿Cuantos tienes? ¿25, 26?
-En realidad dentro de dos meses cumplo 25- un leve tono rojo cubrió sus mejillas, se sentía una niña al lado de Emilia.
-¡24 años! Lo que decía aun eres un bebé.
-Hablando de años, ¡Feliz Cumpleaños! Te compre esto- extendió un paquetito envuelto en papel verde- no es mucho, pero estoy segura de que te gustara.
- ¡No hacía falta! ¡Encima que hoy te avise de que vinieras! Pasa, ponte cómoda, mi casa es tu casa-mientras pasaban por la entrada, las personas se fueron dispersando- En la cocina armamos una especie de barra, ve y dile a mis hermanos que te den algo fuerte- le guiño el ojo y desapareció entre la gente.
No había tanta gente como parecía, se podía andar sin problema, pero el espacio era pequeño.
Siguiendo su instinto recorrió algunas habitaciones en busca de los hermanos de Emi, recordaba que eran de su edad, y no le haría nada mal ver un rostro joven, ya que allí, todos eran de la edad de Emi o le doblaban la edad. Asi que no tenia idea de como entablar una conversacion asi como si nada.Luego de varios intento fallidos encontró la cocina. Detrás de un desayunador habían hecho una especie de barra donde la gente se acercaba a pedir tragos. Muy ingenioso. Dos chicos jóvenes idénticos, altos y de pelo colorado como Emi, estaban riendo y hablando con una mujer también colorada.
Mer se acercó y se sentó en una banqueta mientras sacaba su celular del bolsillo.-Pero miren a quien tenemos aquí, la famosa Merlina Cruz justo en frente mio- la grave voz de otro Matterazzi irrumpió en los pensamientos de Mer, que levantó la vista con una sonrisa.
-También me alegro de verlos niñatos.
-¡Oye! ¡Ya no somos unos niñatos! - interrumpió el otro colorado- Y conste que tampoco lo éramos cuando nos conociste.
Jack y Chuck, nombre parecidos, chicos iguales. Divertidos, colorados, un poco traviesos y tan unidos como culo y calzon. Definición indicada para definir a dos pares de gemelos, los Weasley y los Matterazzi. Y aunque físicamente no se parecieran en nada, sus personalidades eran muy parecidas.
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Inefable
Teen FictionEn un pequeño departamento de Bouchard, vive Merlina Cruz, una psicologa reciente, soñadora y risueña, que no esperaba que su vida se volviera tan interesante tras una noche casual. Idea y personajes totalmente mios, prohibido su uso en otras histo...