Capítulo IV

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Era de madrugada cuando Mer se despertó. No acostumbraba a dormir tan temprano, así que se quitó de encima a Jack y se puso un pijama viejo y suelto. Luego se dirigió a la cocina a tomar agua y buscar algo de comer. En la heladera había poco y nada. Nunca compraba cosas porque siempre expiraban antes de que las consumiera. Pero en la alacena si tenia de todo. Saco unas galletitas saladas y se sirvió un vaso de agua.

Mientras comía, vio el celular, lo había dejado arriba de la mesa. Tenía tres llamadas perdidas de un número desconocido, y un mensaje que explicaba quién era: Michael Gilmore.
Lo agrego a sus contacto y le hablo por whatsapp.
Eran las cuatro de la mañana y obviamente aún no debía haber despertado, así que no esperaba obtener respuesta.

No tenía turnos hasta cerca de las diez de la mañana, no tenía ningún apuro. Se acostó al lado de Jack otra vez y le empezó a acariciar el pelo, él sonrió al sentir las caricias y abrió los ojos.

-¿Que haces despierta?- le regaló una bonita sonrisa y lucho para no quedarse dormido otra vez.

-No tengo idea de tu rutina, pero yo no acostumbro acostarme tan temprano.

-Yo solo duermo… y mucho- bostezo reafirmando lo que había dicho- ¿Trabajas a la mañana?

-Tengo un turno a las diez- dijo quitándole importancia.

-Yo a las siete tengo que ir a la fábrica de papa- blanqueo los ojos- al parecer quieren que nos idependicemos de una vez. ¿Qué hora es? Pondré un despertador.

Se estiró y cogió su celular. Luego tiró de Mer para que se acostara otra vez en su abrazo, era cálido, y transmitía seguridad.

- Te despierto cuando me este por ir, ahora duerme un poco más, nunca hace mal- Le dio un beso en la cabeza y luego inspiro su aroma, olía a shampoo- Me encanta dormir contigo.

- ¿A pesar de que este vestida con este feo pijama?

-A pesar de que estés vestida con este feo pijama- gruño bostezando y volvió a dormirse en cuestión de segundos.



Antes de irse, Jack la despertó como había prometido.
Merlina se entro a bañar y mientras  secaba su pelo, revisó la cantidad de mensajes que tenía.  Mike ya había contestado, y le pedia perdon por como había reaccionado el dia anterior.
Se puso un jean, a pesar de que seguro moriría de calor luego, sandalias y una remera sin mangas con volados.

Comió una manzana como desayuno y se fue caminando hasta el trabajo, aun era temprano y quería comprar algo para comer en el camino.









-Las ruedas van del lado de afuera, sino te harás daño Miriam- primer turno del día, todas mujeres mayores a sesenta años, en una actividad que consta de romper piezas de azulejos, mosaicos, espejos y demas, para armar algo nuevo y mucho mas lindo.
Mer iba de acá para allá respondiendo preguntas y ayudando mientras las mujeres reían de sus ocurrencias.

-Esta quedando muy bonito, ¿De qué color lo vas a empastinar?- la señora Miriam estaba haciendo una bandeja con muchos colores, y a pesar de que era nueva, se notaba que tenía mano para ello- Tal vez un color hueso lo resaltaría, pero el negro tambien quedaria precioso.

-Pensé en ponerle un gris oscuro, a mi hijo le encantará-sonrió la mujer ante la idea. A Merlina le provocó mucha ternura, el hijo de esa mujer debía ser ya todo un hombre, pero el amor que sentía hacia él, era incondicional.

-¿Saben lo que les traje?-la mirada de todas las mujeres estaba clavada en ella, con cierto matiz de ilusión- ¡Donas! Y tambien gaseosa pero eso no importa tanto- todas rieron festejando la comida.

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