poco a poco, tu aroma se fue esfumando. limpieza tras limpieza, lavado tras lavado, tu perfume desapareció hasta convertirse en un extraño recuerdo. no servía de nada oler tu ropa, el olor a polvo que rápidamente conseguía debido a los libros viejos que nos empeñamos en comprar lo reemplazó con tanta facilidad que llegaba a dar miedo.
la calidez de tus abrazos se me hacía cada vez más lejana y las sábanas eran cada vez más frías. al contrario de lo que muchas personas podrían creer, tu ausencia se hizo más prominente con los años.
¿tus caricias?, un simple recuerdo que ya no me aportaba nada más que tristeza, lo que menos necesitaba.
insistí en comprar el shampoo que usabas (aunque no me sirviera), sin embargo, sólo me puso más nostálgico.
aunque puede ser que esté bien repensarte de vez en cuando.