nos reencontramos en tu primer año de universidad. yo ya iba por el segundo. viendo en retrospectiva, cambiamos un montón. aunque quizá sólo nos conocimos mejor.
me acuerdo (qué viejo que me hace sentir decir eso) que apenas nos podíamos acercar el uno al otro, y que varias veces la inseguridad me impedía hasta reír en frente tuyo. todo había cambiado bastante desde la secundaria. tardamos unos cuantos meses, pero de a poco me fuiste enseñando a amarme a mí mismo. e incluso si ahora dicen que peco de vanidoso, sólo soy yo amándome como vos me mostraste a hacerlo.
a pesar de casi no haber estado presentes en la pubertad y adolescencia del otro, fuimos una parte importante de nuestro crecimiento como personas. lentamente y ayudándonos mutuamente, nos moldeamos para convertirnos en lo que ahora somos.