Escudo

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Tres meses habían pasado.
Dry había tenido mucho cuidado de no dejar nada que pudiera utilizar para autolastimarse de nuevo y lo dejaba solo la mayoría del tiempo, al principio aparecía una vez al día y después empezó a aparecer una vez a la semana. Había empezado a hacer líneas en la pared para contar los días del bebé, cuando el color de las llamas cambiaba era que había empezado otro día, era fácil.
Se mantenía durmiendo todo el tiempo teniendo al bebé en brazos, ese niño había sido como una cura para su interior tan roto y humillado.
Lo habían hecho pedazos pero el bebé había logrado rearmarlo de a poco, con sus pequeñas risitas y palmaditas, cuando le sonreía y agitaba sus brazos para que lo alzara.
El bebé lo amaba.
Para el pequeño no había nadie más importante que él y saber eso hacía que sus ojos se llenaran de lágrimas.
El pequeño Dili se había vuelto su mundo el cual solo se perturbaba cuando Dry entraba en escena, siempre tenía miedo de que terminara por dañar al niño.
El pequeño ser aún no sabía hablar y sabía que aún faltaba para ello pero realmente quería que el proceso de crecimientos se acelerara, iba a hacer lo posible para mantener al bebé a salvo y asegurarse de que toda su vida se mantuviera así.
Se acostó boca arriba en la cama alzando a Dili con sus brazos sonriendo cuando el bebé dejo escapar una risita mientras agitaba sus puños, lo acercó a él besando su frente sintiendo como su corazón se aceleraba por una sensación muy parecida a la ternura.
Si debía decir cuando era feliz respondería sin dudarlo que lo era cuando tenía a su hijo en brazos, Dry ahora se había vuelto parte de sus pesadillas de donde nunca debió haberse movido. Ya no necesitaba aferrarse a un sentimiento falso si tenía uno real en sus brazos.
Sintió un fuerte nudo en el estomago al escuchar la puerta abrirse, abrazó al niño acariciando con cuidado su pequeña espalda manteniéndolo contra su pecho.
—¿Qué quieres, Dry?— murmuró con algo de rencor mientras se sentaba mirando como el pequeño chupaba su puñito sin alterarse con la presencia de su otro padre.
—Yo te dí ese bebé, no te pongas tan a la defensiva.— se burló el demonio mientras se acercaba y se sentaba a su lado en la cama, Ofreit giró levemente hacia otro lado manteniendo al bebé lejos de la vista de Dry gruñendo levemente, mostrando los dientes.
El demonio hizo una mueca y apoyó su mano en el hombro del ex ángel apretando con fuerza.
—No hagas esos gestos conmigo, maldito juguete.— alzó la voz, Ofreit respiró con fuerza y miró hacia él apretando un poco sus labios.
—¿Qué quieres?— volvió a preguntar pero con tono más bajo tratando de contenerse para no retirar su hombro de su tacto. El día de la semana que más odiaba era el día en el cual demonio aparecía.
—Creo que es hora del otro bebé.— respondió más serio mientras apretaba más el agarre sin importarle ver el gesto de dolor del de cabellos negros.
—Dili es aún muy pequeño.— se obligó a decir tratando de retirarse un poco, aún sosteniendo al bebé contra su pecho sintiendo su corazón latir de forma irregular, en medio del temor y el dolor.
—¿Le pusiste Dili?— alzó una ceja.
—Si, hace unas semanas.— se forzó a hablar en un tono más bajo para evitar una reprimenda, volviendo su vista al nene quien le sonreía divertido mientras agarraba uno de los mechones de largo cabello.
—Que horrible nombre.— se burló sonriendo soltando su hombro, Ofreit respiró con fuerza apretando más los labios para no decir nada que pudiera hacer que se enojara más.
—No podemos tener otro bebé tan pronto, espera a que Dili cumpla dos años.— respondió volviendo su vista al demonio.
—¡Demasiado tiempo!— se quejó con fuerza.
—Un año al menos, no seas cara dura.— trató de convencerlo mientras acariciaba la pequeña cabeza del niño. Dry resopló con fuerza mientras agarraba su brazo marcando su mano en él para luego soltarlo con violencia.
—Deja al bebé, tal vez deba esperarme seis meses pero ahora mismo te quiero a ti.— sus ojos denotaban enojo y Ofreit se preguntó en que momento se había colocado tan furioso. Se levantó soltándose de él y caminó hacia la cuna, colocó al pequeño ahí besando su frente con dulzura.
Con el mismo cuidado se alejó de la pequeña camita y volvió a sentarse en su lugar, cerró los ojos con fuerza al sentir el beso y no hizo nada para evitarlo.
Pero de pronto una fuerza los separó a ambos, Ofreit abrió los ojos algo asustado porque había caído sentado notando que había como una pared traslucida. Dry no parecía contento, gruñó con fuerza y golpeó la pared pero esta no se rompió ni lo dejó pasar.
El niño empezó a llorar.
Ofreir se levantó yendo a la cuna acariciando la mejilla del bebé, podía sentir como todo su pequeño cuerpo irradiaba mucho calor.
—¡Joder, has que el mocoso quite esta pared!— el demonio gruñó con fuerza y el ex ángel miró con mucho temor como se convertía en su forma de demonio original, abrazó al bebé en sus brazos aunque le doliera tratando de protegerlo de la furia del mayor. Las paredes crujieron y una parte del techo cayó del lado de Dry mientras el se volvía la misma bestia que había visto la primera vez.
Golpeó con su arma con fuerza contra la pared de magia.
El arma se destruyó.
Ofreit vio los ojos negros de la bestia abrirse mucho más y un atisbo de temor reflejarse en ellos, aunque este se apagó mientras empezaba a golpear con desesperación el escudo sin lograr romperlo.
Miró al pequeño quien abrió sus bellos ojos y le sonrió de manera infantil como que si no estuviera deteniendo a uno de los demonios más poderosos, pero en seguida sus labios temblaron y empezó a llorar de nuevo mientras de su espalda salían dos grandes alas blancas que empezaron a brillar.
—¡Ofreit, callalo!— gritó.
El ex ángel solo atinó a abrazar más al bebé mientras la luz terminaba por ser incluso demasiado para él, sintiendo apenas cuando caía contra la pared de espaldas para luego deslizarse y quedar sentado en el suelo.
—Dili, todo está bien.— murmuró con los ojos fuertemente cerrados sintiendo como el tacto del pequeño empezaba a quemarlo pero no lo soltó.
Luego de poco tiempo el llanto del bebé se escuchaba cada vez más lejano hasta que perdió la conciencia.
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N/A: normalmente en las correcciones alargo el capítulo, pero esta semana estoy prácticamente corriendo de un lado a otro. Muchas gracias por leer esta historia ¡Muchos saludos!

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