tres

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Si bien Yoongi sabía que ir a una fiesta era lo último que debía hacer en ese momento, cuando Hoseok lo llamó y le informó el lugar donde todos se reunirían, no pudo negarse.

Nunca podía negarle nada.

Se dio una ducha rápida, eligió una muda de ropa limpia e incluso se esforzó por arreglar su pelo. Su cuerpo se sentía pesado, y los ansiolíticos le provocaban cierto estupor del que no podía deshacerse, pero eso no le iba impedir ir a verlo.

Yoongi podría culparlo, Yoongi podría odiarlo, pero simplemente no podía obligarse a ello. Hoseok no tenía culpa alguna de no amarlo.

Con la esperanza de que Hoseok se quedara a dormir en su casa, pudieran hablar como en los viejos tiempos y sentirse cercano a él aunque sea por unas horas, recogió y barrió cada uno de los pétalos rojos que estaban en el piso. Era casi irónico como se asemejaban al color de pelo del chico que amaba llevaba en ese momento.

El rojo le iba a bien.

Una vez que se aseguró que el lugar estaba limpio y completamente libre de la evidencia, guardó su billetera, su teléfono y rezó para que sus pulmones no lo traicionaran, que las raíces no decidieran hacerse más profundas y más arraigadas.

Llegó en un taxi al departamento que Namjoon compartía con Hoseok, y se acomodó en el sofá sin darle demasiada atención a la gente que no conocía.

Cuando llegó Jimin con Jin, se dio cuenta que no veía al chico hace días. Ni siquiera había notado su ausencia, hasta que lo tenía nuevamente frente a él, levantó su mano para que el menor se acercara, pero Hoseok se dejó caer a su lado con una sonrisa.

Como pudo logró sonreírle de vuelta.

—Lamento haber ido el otro día a la consulta, pero...

—Está bien Hobi, está bien.

—Si quieres puedo acompañarte cuando lo necesites.

—¿En serio?

—Claro, no sería problema.

Lo era, Yoongi siendo masoquista y todo, sabía que era un problema y aun así las palabras salieron rápido de su boca diciendo que si, porque no quería estar lejos de Hoseok incluso si eso lo terminaba matando.

Vio a Jimin salir rápido de la sala, pero no volvió a prestar más atención. Hoseok sacó su celular y le prestó uno de sus audífonos, mostrándole los nuevos avances que había estado haciendo para sus canciones. No se pudo concentrar, y cuando Hoseok revolvió su pelo mientras bromeaba, sintió como los pétalos subían por su garganta.

Se levantó del sofá con los ojos brillosos, con las espinas haciéndose paso por su garganta, rasgando todo a su paso. Antes de que la tos lo atacara, logró encerrarse en el baño más cercano. Botó cada uno de los pétalos en el inodoro, tratando de conseguir algo de oxígeno por su nariz, pero hacerlo se veía tan imposible.

Los pétalos se detuvieron, logró dar la cadena y eliminar la prueba de todo. Eso siempre era lo más importante, bastaba ya con que tuviera depresión, no quería preocupar a sus amigos por su inminente muerte.

La puerta se abrió y no tuvo la energía de mirar quien era.

—¿Qué pasó?

—Solo vomité.

—¿Son los nuevos ansiolíticos? – susurró Jimin nervioso, arrodillándose junto a él y poniendo su mano en la espalda del pelinegro.

—Yo creo – mintió.

flower boy //ymWhere stories live. Discover now