9. Peliculas y Zack

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Allyson

Miércoles, un miércoles de total sufrimiento. Miércoles por la tarde, sola. Miércoles sin nada que hacer. Miércoles sin amigos. Miércoles sin Familia. Sola. Así me sentía hoy.

Oh, esperen.

No estaba tan sola hasta hace cinco segundos. Al ver a Zack en el portón de la casa, con una pequeña sonrisa tímida en el rostro. Y sin dudarlo, le cerré la puerta en la cara.

- ¡Oh, vamos!

Me mantuve seria por un par de segundos, esperando el momento indicado para abrir la puerta. Tan solo quería verlo sufrir un par de segundos, mientras escuchaba sus quejas del otro lado de la puerta, sonreí.

- Eres un idiota, ¿Lo sabes?.

- ¡Abre la maldita puerta, Collins!

Aquello me hizo reir, cosa que no había hecho desde hace unos días, tan solo quería volver a respirar tranquila, sola.

Abrí la puerta, dejándome ver a Zack recostado por el marco de la puerta, con una caja en las manos, el alzo su ceja al verme a las cuatro de la tarde, desarreglada, con una camisa que me cubría todo el cuerpo, y un short debajo. Hice lo mismo al verle tan relajado, cosa que yo no estaba.

- ¿Y ahora que quieres?

- Lo dices como si no quisieras verme - Me hice un lado, dejándolo pasar.

- Es que no quiero verte, ni a ti, ni a nadie. - El dejó la caja en una mesa - ¿Y eso que es?

El camino hasta mi, con las manos en sus bolsillos y una pequeña sonrisa en el rostro, se quedó callado por unos segundos hasta que suspiro, ¿Que esta pasando?.

- Estaba por ir a casa de Jack, pero pensé que, ya sabes, quizás..- pasó su mano por su cabello, desordenándolo - Podríamos, pasar la tarde juntos, claro, solo si tú quieres. ¿O sabes que? Fue una muy mala idea, mejor te dejo sola..

Esto era sumamente incómodo desde su punto de vista, desde mi punto de vista, esto era algo muy tierno y extraño de su parte. Nunca vi a Zack de esta manera y me estaba empezando a gustar qué me haya agarrado confianza, como en los viejos tiempos.

- Eso es tierno, quédate. - Le pedí, el frunció el ceño al darse cuenta que accedí a su extraña petición.

- ¿Lo dices en serio? Por qué puedo irme si te molesta o..

- Zack, ¿Somos amigos, no? Digo, ¿Ya estamos bien, no es así?

Se quedó callado. Totalmente callado, el silencio reinaba en la casa, solo podía escuchar mi respiración, y la suya.

Oh, vaya.

Él aún no me había perdonado, después de todo, él tenía razón al no perdonarme por lo que hice o lo que le escondí por mucho tiempo y ahora estaba pagando las consecuencias de mis actos, estupidos actos.

- Tenias razón, será mejor que te vayas. No puedo obligarte a hacer algo que..- suspire - No quieres.

El parpadeo un par de veces, saliendo de sus pensamientos, se me quedo mirando fijamente hasta qué negó con la cabeza.

Son Unos ProblematicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora