Grunge a las 2am

2: El Nuevo Trabajo

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—Buenas, ¿se ha perdido? —Una vieja furgoneta azul celeste se detiene a mi altura, el conductor, un hombre de pelo verde escasos años mayor que yo, se dirige a mí con una gran sonrisa.

—Lo que he perdido es el autobús —respondo casi gruñendo.

—Vaya, si quiere puedo acercarla hasta la ciudad, me dirijo allí.

—Oh... eh, claro —titubeo mientras me subo al asiento del copiloto. Sí, me habían dicho mil veces que no subiese a coches con extraños, pero llevaba tan mal humor encima que aunque intentase hacerme algo le arrearía con el maletín en la cabeza.

—Por cierto, mi nombre es Jade, trabajo en la floristería del pueblo —me extiende la mano derecha sin despegar la vista de la carretera.

—Encantada, yo soy Sucrette —acepto su mano y el peliverde sonríe.

—No te he visto nunca por aquí, ¿eres nueva? Por cierto, ¿te importa si te tuteo?

—Claro que no —finjo una sonrisa y continuó hablando—. Acabo de mudarme hace un par de días, hoy es mi primer día en el trabajo...

—Vaya, pues si que empiezas con mal pie... —Intentaba sonar serio pero se notaba bastante divertido por la situación. Al menos hacía que el viaje fuese ameno y no me pusiera de más mal humor.

El peliverde me dejó cerca del centro, a escasos minutos del edificio dónde estaba la empresa. Me detengo unos segundos ante la puerta para admirar la altura a la que aquel rascacielos se elevaba antes de entrar y dirigirme al mostrador que hay al fondo del recibidor. La secretaria me indicó el piso y el número de oficina al que debía ir para hablar con mi superior.

Cojo el ascensor y pulso el número 36, tardo varias decenas de segundos en llegar, al salir una impresionante planta abierta se abre ante mí. Uno de los agentes de seguridad se acerca para comprobar mi tarjeta de identificación.

— ¿Señorita Dustin? El vicepresidente me ha dado órdenes de que la acompañe a su oficina cuando llegase, sígame.

Sigo hasta aquel hombre de nuevo hasta el ascensor. Él pasa una tarjeta por el identificador de los pulsadores y marca el piso 44. Le sigo a lo largo del pasillo hasta quedar delante de una puerta con la placa "Vicepresindente", toca dos veces con los nudillos y se queda al margen esperando a que respondan.

—Señor, es la Señorita Dustin. La he traído como me pidió.

—Gracias, puede retirarse. Adelante, Señorita Dustin.

Entro en el despacho con cautela y me siento en una de las sillas que están frente a un gran escritorio de madera oscura.

—Buenos días, Señor Gagnon.

Detrás de aquel imponente escritorio estaba un hombre bajo, con su traje azul oscuro que hacía juego con sus ojos. Me miraba serio mientras yo me removía incómoda en mi asiento.

Tranquila, Sucrette. Es solo una entrevista...

—Bueno, Señorita Dustin. Tengo entendido que es usted licenciada en arquitectura, ¿no es así?

—Sí, eso es correcto. Terminé la carrera hace poco más de un año.

—Y hasta hoy no ha trabajado en nada.

—Así es, no he encontrado ninguna oferta que se adaptase a mi situación... Asique he estado haciendo cursos de complemento.

— ¿Qué le hace pensar que puede ser útil en nuestra empresa?

—Creo que mi formación encaja bien con la empresa, además he hecho varios cursos de diseño de interiores y he oído que hay varias plazas vacantes en esa sección.

—En efecto, estamos faltos de personal en esa sección. Sin embargo, solo queremos con nosotros a gente que realmente sea buena en su trabajo —Me quedo callada. ¿Habré metido la pata? He estado ensayando mis respuestas todo lo que he podido, ¿cómo he podido estropearlo todo?—.Tengo entendido que conoce usted al Señorito Simmons, ¿cuál es su relación?

—Oh... pues... —me sorprendo ante su pregunta, no había previsto que me preguntasen sobre Viktor—... Coincidimos en el mismo campus y teníamos amigos en común, diría que mantenemos una relación amistosa.

—Asique son amigos... Espero que eso no interfiera en su trabajo. De momento le extenderé un contrato de prueba para ver su rendimiento.

—Por supuesto que no afectará en nada. Muchas gracias, señor.

—Comenzará hoy mismo, luego de rellenar el papeleo. El mozo de seguridad le acompañará hasta su puesto, allí recibirá órdenes de la jefa de sección.

Salgo de allí con todo el cuerpo entumecido por la tensión que había pasado, pero he conseguido un contrato, aunque sea de prueba.

—Sígame, por favor.

El mismo hombre de seguridad de antes me guía de nuevo al ascensor para acompañarme hasta mi puesto de trabajo. El vicepresidente no me ha dado más detalles del trabajo que desempeñaría y estoy algo nerviosa.

—La sección de diseño está en la planta 17 —anuncia mientras pulsa el botón, es un hombre de pocas palabras.

Una vez llegamos a la planta adecuada, se ha despedido de mí cordialmente y ha seguido su camino en el ascensor.

Toda la planta era de concepto abierto y había escritorios separados por paneles blancos, formando una especie de cubos independientes por toda su extensión. Una mujer trajeada, de pelo largo y pelirrojo se ha acercado a mí con una carpeta en la mano.

—Tú debes de ser la nueva. Yo soy Georgia, la jefa de sección.

—Encantada, mi nombre es Sucrette —digo extendiéndole la mano, la cual rechaza e inmediatamente me extiende la carpeta que llevaba.

—No hay tiempo para formalidades, querida, se nos está haciendo tarde y hay mucho por hacer. ¿Te han dado alguna instrucción?

—No, me han dicho que usted me las daría cuando llegase aquí —contesto mientras sujeto la carpeta, confusa.

—No tenemos nada preparado para ti aun, asique para no perder el tiempo puedes ponerte a preparar cafés. Así podrás ir conociendo a tus nuevos compañeros y les ayudas a rendir mejor en el trabajo ¡dos pájaros de un tiro! —ha exclamado con una sonrisa, mientras yo la miraba atónita.

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