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Alas nueve, Viktor estacionó su coche delante al lado de mi casa, tal y como había prometido el día anterior. Golpeó un par de veces la puerta antes de que le abriese y le dejase entrar con una enorme caja entre sus brazos.
—¿Qué es eso? —pregunto señalando la gran caja de cartón que acababa de dejar en el medio del salón.
—Es una vieja estufa que ya no uso. Me dijiste que estabas teniendo problemas con la electricidad asique pensé que no tendrías calefacción.
Mi mandíbula parece que va a rozar el suelo ante su explicación. ¿Se puede ser más atento que este chico?
—Eres un cielo, de verdad. Muchísimas gracias.
—No tienes por qué agradecerme, siempre has sido muy amable conmigo en la universidad, me alegra poder devolverte el favor. ¿Vamos? —me extiende su brazo para que me enganche a él, ¡este chico es un maldito príncipe de Disney perdido!
Conduce hasta el restaurante que ha elegido en su coche. Esta vez es un coche gris, sencillo y que se nota que tiene algunos años, aun así, lo tiene impecable. Espero de corazón que el sitio no sea muy elegante, apenas me he arreglado, simplemente me he puesto un vestido de manga larga básico de color vino y un colgante largo. Me tranquiliza que él lleve puestos sus vaqueros y su americana de siempre, aunque con eso también se ve bastante elegante.
—Hemos llegado —informa.
Miro más tranquila el rótulo del lugar, es un bar-café bastante normalito. Entramos y una música de jazz invade nuestros oídos, hay tres hombres tocando sobre un escenario bajo en un lado de la sala.
—Espero que no te hayas hecho muchas ilusiones con respecto al restaurante, reconozco que es un poco...
—Es perfecto —le interrumpo. Y, en efecto, el ambiente es maravilloso aquí.
—Me alegro de que te guste —dice más tranquilo—. Es el bar de un amigo, siempre contrata a grupos para que actúen en vivo por las noches.
Cenamos tranquilamente escuchando la música del lugar. Cuando terminamos pagamos la cuenta a medias, a pesar de que él se había ofrecido a pagarla toda ya que "me había invitado" pero no podría hacer eso, me sentiría demasiado mal.
— ¿Quieres tomar una copa antes de volver? —pregunta, acercándose un poco a mí para que le oyese.
— ¿No tienes qué conducir?
—Sí... Quizás sea mejor no tomar nada, en otra ocasión entonces.
Volvemos a casa de nuevo en su coche, es una noche bonita y la música de la radio nos pone de mejor humor. Cantamos, o al menos lo intentamos, algunas de las canciones que conocemos durante el viaje y se nos hace corto. Aparca en el mismo lugar de antes y abre mi puerta para que salga, ofreciéndome su brazo para acompañarme a la puerta. Un príncipe, eso es lo que es este chico.
Caminamos mientras reímos hasta el porche y, al llegar nos quedamos helados, bueno, yo me quedo helada, él aturdido, confuso y todos los sinónimos que se puedan encontrar. Ahí, sentado en un lado del porche en una silla de camping, está mi vecino pelirrojo, inmutable a nuestra llegada.
—Hola —se limita a decir.
— ¿Qué haces tú aquí? —pregunto pretendiendo no sonar alterada. El chico levanta su mano por encima de la cabeza, elevando con ella un farolillo de camping.
—Solo pretendía ser un buen vecino y disculparme.
—Ajá, disculpas aceptadas, ya eres un vecino ejemplar y puedes marcharte —me apresuro a decir. Veo como frunce el ceño, no era lo que esperaba oír. Aunque ¿qué esperaba? Está en mí porche, de noche y solo, parece un acosador y quizás lo sea—. ¿Quieres pasar, Viktor?
—Otro día quizás, ha sido un día muy largo —se excusa—. Buenas noches.
Se despide de ambos y se sube al coche sin decir nada más, pare luego desaparecen entre la arboleda que lleva a la carretera. El pelirrojo sigue sentado en el mismo lugar, aun sujetando el farolillo.
—Parece que tu novio se ha ido.
— ¡Me queda claro que tienes algún tipo de problema mental!
—Oye, solo he venido a tener un detalle contigo, para ser amable con mi vecina.
—Claaro, es una idea maravillosa que te sientes a esperar en el porche de una chica en mitad de la noche.
—Soy un tipo ocupado, y tú nunca estás en casa. Deberías darme las gracias por esto —vuelve a levantar el farol.
— ¡Gracias! —le arrebato el pedazo de metal de la mano y entro en casa dando un portazo.
«...»
Esa noche hubo tormenta y a causa de eso me desperté en mitad de ella. Me gustaría poder decir que fue a causa de los truenos, de la luz de los relámpagos que se colaba por los huecos que se formaban entre las tablas de la cabaña o por el sonido de las ráfagas de aire que entraban por ese mismo lugar. Pero no, para mi desgracia, la cosa era más seria. El tejado debía estar completamente destrozado y un montón de goteras comenzaron a caer por toda la casa.
Me pasé gran parte de la noche colocando cubos, jarrones, vasos, tazas y todo lo que pudiese contener agua en su interior en múltiples lugares; y el resto de ella desvelada por el constante sonido del agua golpeando dichos objetos.
Estaba segura que ese estúpido pelirrojo que tengo por vecino había sido el que había estropeado mi noche por completo.
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Grunge a las 2am
FanficSucrette Dustin, una arquitecta recién licenciada, acaba de mudarse a un nuevo barrio para trabajar en Sunflower International Company, una gran empresa de diseño y construcción. Pero allí se encuentra con un problemático vecino al que le gusta escu...