Alberto, despertar del demonio

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Las lámparas de la calle parpadearon un par de veces antes de apagarse, las nubes de tormenta habían engullido totalmente la vista de cielo nocturno, un relámpago atravesó el cielo y dotó a las nubes de un aspecto siniestro durante unos segundos, se había formado una atmósfera antinatural, oscura y siniestra, que avanzaba persiguiendo a Alberto quien caminaba calmado por las calles ahora oscuras, en dirección al sitio secreto, el ambiente se tornaba cada vez más frío, y más oscuro, pero esto no le inquieto en absoluto, no asta que una suave brisa atravesó su rostro y le susurró al oído "Alberto..." se quedó congelado un segundo y recordó que había estado evitando ver al cielo nocturno durante mucho tiempo, siempre con la vista pegada al piso, con la gorra a las cejas, pero esta vez sintió la necesidad de hacerlo, y en su mente vio con antelación la que vería en aquel cielo nublado y tormentoso, alzó la vista y sus ojos brillaron, un relámpago iluminó las nubes y entre las formas retorcidas de las nubes distinguió la forma de unos ojos, grandes, con las pupilas alargadas como los de los reptiles, siempre estaban ahí en el cielo nocturno, la primera ves que los vio, siento un terrible temor, esa mirada entre las nubes lo vigilaba y perseguía, no podía ocultarse de esos ojos, eso le había llenado de pánico, así que decidió no mirarlos, oculto el cielo con su gorra, asta esa noche, cuando por fin pudo mantener la mirada y observarlos con curiosidad, con detalle, grabarlos en su mente, se sincronizo con esa mirada, y sus ojos imitaron aquella mirada, estaba comenzando a cambiar, estaba por fin dejando de ser humano, se quitó la gorra y la arrojó al piso, mientas continuaba avanzando hacia la tormenta, bajo la mirada y pudo ver con más claridad las calles que antes era solo oscuridad, sus ojos captaban una luz en la oscuridad que ningún humano puede contemplar, maravillado por lo que veía sonrió a su nuevo ser.

"Contraseña". Dijo una voz susurrante a través del intercomunicador.
"La serpiente se alzará por encima de todos" dijo Alberto mientras presionaba el botón del intercomunicador, esperó unos segundos y la puerta sonó con un chasquido y la voz susurrante contestó "pasa, él te está esperando".

Alberto entró en la estancia, donde un tipo alto con el rostro pálido y ojos de reptil lo esperaba, pensó que le recibiría con un abrazo o alguna bienvenida, pero el sujeto solo se giró con cierto desdén y le indico que lo siguiera. continuaron avanzando a través de un corredor adornado con pinturas de una mujer pelirroja muy hermosa, notó con cierta gracia que el color rojo era muy común en la mansión, las puertas, los muebles incluso las mesitas de las esquinas estaban decoradas con rosas rojas. Ya cerca del final del pacillo el tipo que le guiaba se detuvo y le indicó en silencio que entrara en la habitación frente a el, Alverto avanzó curioseando con la mirada los últimos cuadros del pasillo, y notó que todos era de mujeres diferentes, hermosas mujeres pelirrojas, 'que curioso' pensó, 'pensé que se trataba de la misma mujer pero parece que el señor de la casa tiene algún fetiche con las pelirrojas' luego recordó su misión, seducir y asesinar a chicas pelirrojas elegidas por la secta, busco si veía por casualidad sus caras retratadas; pero no reconoció a las que estaban en esos cuadros, excepto a la ultima, el cuadro junto a la puerta donde debía entrar, se quedo helado de repente con los ojos muy abiertos sin poder despegar la mirada del retrato, una joven muy hermosa con cabellos de fuego ondulado y con mirada muy seductora estaba retardada, a pesar de no recordarla con cabello rojizo no había duda, era ella, quien unos meses atrás había sido su gran amor, quien sin piedad después de siete años de relación lo había abandonado sin mayor explicación, por quien su corazón aun latía con dolor, ahí estaba dibujada a la perfección, mirándolo directamente, sintió rabia porque pensó que se burlaba de su pena, luego pensó que quizá había sido la victima de alguien mas en la secta y sintió temor, ambas emociones se mezclaron y se abalanzó sobre la puerta, la abrió de golpe y buscó al líder en la oscuridad dela habitación tenia que responder por esa imagen en la pared, detrás de él la puerta se cerro lentamente, apenas y pudo observar al tipo pálido fuera de la habitación esbosar una sonrisa burlona y luego quedar a oscuras en la habitación.

Intento agudizar su visión y distinguir algo en la oscuridad en vano, no fue asta que la luz de un reflector lo cubrió que pudo ver por lo menos su cuerpo.

!Alberto!- sonó una voz a coro, el sonido provenía de toda la habitación

!¿Quién eres?! ¿de dónde conoces a Ariel?

Yo soy Samael el padre de los demonios- dijo la vos - las imágenes que viste afuera son las distintas encarnaciones de mi esposa Lilith, pero actualmente se encuentra atrapada en el cuerpo de esa niña, por eso te llame por eso te convertí en uno de mis hijos, quiero que encuentre a esa niña y la traigas ante mi, para recuperar a mi esposa, y luego podrás hacer lo que quieras con tu querida Ariel.

Alberto tardó un momento en asimilar las palabras pero pronto reaccionó y se tranquilizó, se inclinó en donde estaba y dijo con serenidad 'será como órdenes, padre' apenas terminó de decir estas palabras una ráfaga de fuego lo cubrió, y lo elevó de suelo, sintió su piel ardiendo pero soportó el dolor pronto sintió que el fuego lo llenada de nuevas fuerzas, calló de nuevo al piso sintiéndose más alto y fuerte, su piel se volvió dura y escamosa, sus cabellos se tornaron blancos y le caían asta la cintura, de su espalda brotaron alas membranasos de color púrpura, sos ojos reptilianos brillabas como brazas, examinó maravillado su nuevo aspecto, de la parte baja de la espalda brotó una cola gruesa y musculosa que podía mover a voluntad, lo demostró golpeando el piso con ella, el cual estalló al contacto dejando un pequeño cráter.

Este día has nacido hijo mío- dijo la vos de Samael- ve, sal y cumple mi deseo como uno de mis generales, mi amado Alberto "la soberbia" dicho esto es su brazo apareció la palabra "soberbia" como grabado a fuego en la piel. Sintiendo una enorme energía y fuerza a parte de una increíble excitacion salto del suelo y extendió las alas, se impuso con fuerza para atravesar el techo de la mansión y salió volando hasia el cielo nocturno.

Nota: fin de placeres breves e introducción del personajes de la soberbia a la historia de "Carol la ira". Muchas gracias por leer.




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