Prólogo "Bienvenidos a la academia de la Desesperación" Parte 1

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“Hola… mi nombre es Masaru Shimizu… un gusto en conocerlos… como ya sabrán… he sido invitado a la academia Kibougamine, supuestamente mi título es el de “sociólogo” definitivo… bueno, a decir verdad, no sé si considerarme el mejor en lo que hago… solo llevo estudiando durante un par de años…” –
Deja de teclear en su computador para dar un largo suspiro – que fastidio es todo esto de escribir una carta y publicarla en internet para que todo el mundo la lea, ¡simplemente no tiene sentido! – dijo de manera frustrada aquel chico, el cual no resaltaba realmente de cualquier persona, era simplemente un chico que había terminado la secundaria, de cabello marrón oscuro, el cual solía vestir siempre de la misma manera, un jean color marrón claro con una camiseta blanca sin ningún dibujo y una campera de color verde oscuro, mido exactamente 1,64 metros, no soy para nada alto, por el contrario, me considero bajito, mi personalidad en si es muy mala, suelo ser frio y maleducado con personas que conozco muy bien, pero no sé cómo tratar con personas que aún no conozco, por ende suelo actuar de forma un tanto tímida y distante con personas que no conozco –

– Se oye a alguien tocar la puerta, a lo que Masaru gira su cabeza en dirección a la puerta y simplemente ignora y sigue escribiendo – “¡incluso aún sigo sorprendido por el haber sido invitado! ¡No puedo creérmelo!” –tecleo en una velocidad bastante rápida –

– Se escucha una vos masculina, un poco más madura que la de Masaru decir – voy a pasar, Hermano.  – advirtió el chico –

– Nuevamente Masaru suelta otro suspiro, parecía bastante fastidiado al parecer – ¿que no te he dicho que no pases a mi habitación sin permiso? – Manifestó el sociólogo algo fastidiado –

¡Oh… vamos! ¡No seas así de amargado hermano! – Expreso energéticamente el chico a lo que Masaru contesto – Deja de decirme hermano todo el tiempo, es molesto – sugirió el sociólogo –

Bueno, sabes que es mi deber tratarte así, ¿no es cierto? – Parloteo de nuevo el hermano de Masaru y el aun molesto le volvió a contestar – Hideki, que seas mayor que yo, pero no te da derecho a molestarme cada vez que se te dé la gana – suspiro Masaru –

– Hideki le miro pensativo al sociólogo una vez más y añadió – te pareces más a mí de lo que crees Masaru, por hoy, no te molestare más, pero te quería avisar que no te durmieses demasiado tarde, sabes mucho mejor que yo que mañana será un día muy muy importante. Así que procura terminar de escribir esa carta y dormirte lo antes posible – dijo en un tono, ahora no tan juguetón y energético, sino en uno más maduro y serio –

– Masaru le miro y asintió a lo que su hermano mayor le había dicho, sabía que tenía razón así que le mire, la verdad, me gustaba más que hablase de esta forma, más directo a que simplemente me moleste, entonces finalmente dijo – está bien Hideki, terminare esto lo antes posible, pero mientras antes te puedas ir de mi habitación, mejor – respondió de forma cortante –

– Hideki  suspiro un poco y exclamo – Recuerda despedirte de Saori, ya sabes cómo se pone cuando te vas sin avisarle – le advirtió Hideki –

Si, si – Añadió sin darle demasiada importancia y siguió escribiendo su carta, y al cabo de una hora, terminando de escribir la dichosa carta, por lo que simplemente la envió, apago el ordenador, se dio media vuelta y se tiró sobre su cama, ya listo para dormir –

        A la mañana siguiente…

– Masaru escucha una alarma, el cual no tarda ni 10 segundos en apagarla, para luego levantarse y prepararse para partir rumbo a la tan aclamada academia Kibougamine, sale de su cuarto y camina directo al baño, donde se toma una ducha y termina de prepararse, al salir, baja las escaleras dirigiéndose directamente hacia la puerta, ya que no tenía nada de hambre, pero en su camino, alguien lo ve y le saluda con una vos bastante aguda, en efecto, era su hermana menor, Saori, a quien a pesar de no querer despedirse de ella, igualmente se la termino cruzándose debido al “karma”. Al no oírla bien, volteo a ver que estupidez estaba parloteando Saori esta vez –

¡¡Hola!! ¿¿¡¡Ya te vas para la academia!!?? – Comento muy enérgicamente la hermana menor a lo cual Masaru la miro y simplemente le respondió – Si hermana, estoy partiendo para Kibougamine, ¿feliz? – Dijo con frialdad a lo que Saori le miro enojada –

¡Oye! ¡No seas tan maleducado! – Dijo Saori –

Solo cállate y déjame ir hacia la academia, me estás haciendo perder tiempo, hablando estupideces todo el tiempo – Simplemente comento Masaru –

¡¡¡Así jamás tendrás amigos!!! No te das cuenta de que eres tan frio y solitario, que prácticamente nadie te quiere –  dijo sin pensar la menor a lo que Masaru simplemente se quedó viéndola –

No eres quien para hablarme así, mucho menos ahora – Musitó nuevamente el sociólogo y su hermana le miro como si estuviese decepcionada – Sabes bien que Mamá y Papá no te educaron así… ¿Por qué empezaste a ser así? – Pregunto extrañada –

“Mamá y Papá” no están aquí y lo sabes, ni siquiera vinieron a pesar de que su hijo fuese aceptado en la mejor academia del mundo, ¿Qué clases de padres son? En mi opinión, unos malos padres –Dijo sin siquiera medir sus palabras el muchacho a lo que Saori se quedó sin palabras, simplemente le miro, se dio media vuelta y se alejó de Masaru, a lo que el chico comentó –

Adiós pesada, espero que algo suceda así no tendré que volver a verte – Y así, partió lentamente hacia la academia, fue hablando solo durante todo el recorrido –
Creo que esta vez me he pasado, bueno, me disculpare con Saori cuando vuelva a casa, ya que nada me impedirá hacerlo.  Aparte, se mas que bien que mis padres viven trabajando día y noche solo para poder mantenernos, incluso Hideki tiene un trabajo de medio tiempo para ayudar económicamente mientras cursa en la universidad. Debo de admitir que ellos son impresionantes… más impresionantes de lo que soy yo, un chico malhumorado que tiene talento, y por ende, soy “mejor” de lo que son ellos, sin siquiera esforzarme y sin necesidad de estudiar día y noche sin descanso algo  – Reflexiono  a lo largo del camino hasta finalmente llegar a la academia, desde la entrada, la cual era un imponente edificio –

Pero, ¿qué más da? No es como si fuese a dar media vuelta y volver a casa.  – Pensó el muchacho – tal vez y solo tal vez conozca alguna que otra buena persona ahí dentro…  – pensó Masaru –

– Dio un paso adelante y se dirigió rumbo a la entrada de la academia cuando todo se volvió… NEGRO

Hope Or DespairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora