— Humano imbécil— le espetó una voz para después sentir un golpe en el hombro que le hizo perder el equilibrio, y caer al suelo.
Ese asalto le hizo perder el sueño y alzó la vista.
— ¿Aren?— preguntó al verle a contraluz.
— Y encima gallito— soltó un chico desnudo, de complexión parecida— tendrás morro...
— ¿Quién eres?— obviamente aquel no era su chico de tez rosada y ojos de ceniza.
De hecho sí, los tenía del mismo color, y la piel del mismo tono.
— Soy su hermano, alimaña humana.
— ¿Su hermano?
— ¿Qué le has hecho?— escupió con superioridad.
— Fue, fue un accidente, de verdad que no quería dispararle— Niels parecía realmente azorado, lo estaba de hecho.
— ¿Cómo lo envenenaste?
— ¿Envenenarle?
Niels estaba reclinado en el suelo, observando como su interlocutor, con tanto pudor como Aren se paseaba a su alrededor inquiriéndole hechos que desconocía. Se fijó en él, en un punto, en su vientre, donde debería estar su ombligo. Y recordó no haberlo visto en Aren.
— Sí, joder, estaba, estaba, le habías envenenado— parecía muy nervioso.
De algún modo se encontró con el chico encima de él y en su cuello un puñal nacarado amenazando a su carótida.
— Le clavaste un palito, se estaba apagando, y solo sonreía. Y decía gracias— le miraba a los ojos, mas no miraba nada.
Y un mal presentimiento se alojó, echó aún más raíces en su corazón. Pero no quiso 'preguntar.
La navaja se vaporizó y se encontró al joven desnudo en su boca, presionando labios contra labios. Pero no se trataba de un Beso, era una presión brusca y burda, mero contacto.
—Daba gracias a los Beso— frunció el ceño como había estado haciendo hasta el momento— pero no siento nada— afirmó.
— Besos— trató de explicar, algo perturbado por la situación.
— ¿Qué?
— El plural de Beso es Besos
El extraño hermano de Aren suspiró. No contestó a la corrección del humano imbécil.
— Teníamos algo— se atrevió Niels algo más sereno.
— ¿Algo?— no entendía.
— Algo especial. Y antes de que preguntes que significa espe-
— Sé lo que es especial— le cortó.
— No especial, sino especial— remarcó el último vocablo vocalizándolo con grandilocuencia.
Su interlocutor puso los ojos en blanco.
— No espero que lo entiendas— Niels usó un tono suave, que pese decir esto no sonó agresivo.
Una mueca tomó forma en el rostro del hermano de Aren y tomó asiento a su lado, perdiendo la vista en la tranquilidad del lago.
Y otra vez, ese presentimiento, constriñó su corazón.
— Lo entiendo— si Niels se sintió sorprendido no lo mostró, solo lo imitó, fijando la vista en el horizonte— a veces pasa.
— ¿El algo?
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El Lago
RomanceAlzó las manos y las posicionó una en cada pectoral. - Que pechos más pequeños- afirmó el chico. - ¡No tengo pechos!-exclamó Niels para separarse bruscamente de él. - ¿Por qué no tienes pechos?- no parecía estar burlándose de él. - ¿Por qué no tiene...