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Nur se paseaba por el bosque, o mas bien lo inspeccionaba. Por cada paso que daba, cada vez que se introducía mas al bosque, sus pies se hundían mas en la nieve. Su rostro era totalmente serio y calculador, estaba tan concentrada examinando cada rincón del bosque, tratando de hallar algo que no sabía con certeza que era, pero estando segura de que era una amenaza.
A su lado caminaba su fiel amigo, su guardián. Su grande lobo blanco; Snjór. Al igual que ella, Snjór miraba a su alrededor cautelosamente, buscando la amenaza que había entrado a su planeta sin permiso.
Nur era hija de los reyes de Jakrif, su planeta. Y al ser la auténtica heredera al trono, al ser la única hija de los reyes; Nur sentía todo lo que salía o entraba a su planeta, sentía todo lo que pasaba con el. Nur estaba conectada con el.
Jakrif era un planeta un tanto especial. El rey Tyr y la reina Skadi a sus principios, cuando la princesa Nur había sido concebida, habían creado una barrera inquebrantable haciendo que el planeta se hiciera invisible e impenetrable y así Jakrif fuera libre de amenazas. Había muy raras veces que naves atravesaban pero en el proceso eran destruidas por el mismo poder de la barrera, era imposible pasar a Jakrif sin ser incinerado.
Snjór soltó un enérgico aullido antes de salir corriendo al lado contrario de donde la princesa caminaba. Nur no perdió mas tiempo y casi igualando la velocidad de su lobo corrió tras de el. Segundos después pudo divisar a Snjór a un lado de un bulto que, muy a su parecer, era un cuerpo.
Y efecto, lo era. Era el mismísimo cuerpo del Dios de las mentiras.
—¿Que has encontrado?—Susurró acercándose con cautela.
Snjór soltó un gruñido mostrando sus colmillos y choco su nariz con el cuerpo del Dios, olisqueándolo. Nur torció su boca haciendo una mueca de asco y negó un par de veces empujando el hocico de Snjór lejos del cuerpo.
—Iugh, basta Snjór. No hagas eso, no sabemos de donde viene este tipo.—Regañó quitando la capa que cubría el rostro del Dios. Nur llevo sus dedos a su cuello, averiguando si aún tenía pulso.—¿Como es que pudo pasar?
Varios minutos después de haberlo examinado, Loki había comenzado a despertar soltando un quejido lleno de dolor, alertando a Nur y Snjór los cuales se pusieron a la defensiva de inmediato. Loki abrió los ojos, confundido y sintiendo su cuerpo entumecido, cerro sus ojos y los abrió por segunda vez hasta que pudo acostumbrar su vista a la luz de Jakrif.
Loki llevo ambas manos hasta su adolorida cabeza y segundos después comenzó a incorporarse con mucho esfuerzo pues sentía su cuerpo débil.
