CAPITULO 5

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RODO

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RODO

Entro como si nada a la oficina de mi amigo.

Ni siquiera me molesto en hacerme anunciar, caminando ligero por el vestíbulo principal del piso 30.

Solo con un.

- Chicas... - Seductor de mis labios y a modo saludo al par de secretarias tras mostrador.

La general y una novata capacitándose de la mano de la veterana, para ser la nueva secretaria personal del jefe de los jefes.

Marcia.

Y sonrío antes el rubor de ambas que me devuelven tímidas el saludo, mientras abro la puerta.

Camino decidido y sin importarme la cara de culo de mi amigo por entrar sin golpear.

Nada nuevo.

Y tomo asiento frente a él y del otro lado de su escritorio, mientras saco de un bolsillo una barrita de chocolate.

Deja de leer unos documentos y se endereza sobre su sillón, reacomodando sus lentes en el puente de su nariz y mirarme.

Para luego, la puerta y volver a mí, que absorto me limito.

Algo nervioso por mi duda existencial.

En abrir el envoltorio del dulce y darle una gran mordida, mientras descansa uno de sus codos en el apoyabrazos y con sus dedos, frota sus labios sin dejar de observarme con su mejor cara de mierda.

¿Es lindo mi amigo, no?

Señala silencioso y con su pluma plateada en mano la puerta.

Su favorita.

Una en plata con ribetes en dorado y negro con las inscripciones de lo que está convirtiéndose su T8P.

Un imperio de acero.

Nueva y que mandó hacer hace poco de la misma Europa, de la mano artesanal junto a otra de oro por un reconocido orfebre joyero.

- ¿Elisa, está afuera? - Me pregunta y nombra a la secretaria de las secretarias.

Porque así, como Hero es el jefe de los jefes según la Commers y mundo mercantil.

Elisa lo es, en el mundo de las secretarias por su agilidad y presteza en este oficio.

Y por ende, del rey de acero.

Cual a punto de jubilarse esa mujer, ya que era antes del propio padre de mi amigo.

Mongomery Vincent Mon.

Ahora le será heredado a la linda rubita que está capacitando.

- Y Marcia... - Aclaro también, dando otra mordida a mi barra de chocolate tirando toda mi espalda al respaldo de mi silla y concentrado, abriendo más el envoltorio para seguir comiendo mi dulce.

Rodo y Mel®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora