Prólogo.

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Viña del Mar, Chile.


La vida da muchas vueltas. El destino es lo mas raro e incomprensible y a la ves es lo mas genial y bello que pueda existir. Algunas personas no creen en el destino, que uno mismo forja su historia. Yo creo en él.

Es complejo como el destino se preocupa de relacionar el lugar, el tiempo y las personas, como también algo insignificante ahora, sea una de las cosas mas importantes en un futuro.

El tiempo es el que se preocupa de demostrarnos que es lo bueno y que es lo malo. El tiempo lo dice todo, así también el destino relaciona a personas, incluso desde otro lado del planeta.

Mi vida siempre a sido un tanto planificada; terminar con honores la secundaria, ir a la universidad, hacer doctorado, trabajar, y vivir en un lugar estable con compañía.

A decir verdad, el amor de pareja lo deje al margen de mis planificaciones, claro, eh tenido novios -tres o cuatro para ser mas específica- pero nada así como en las películas, quizás por que éstas no son reales.

Es de madrugada y no tengo ni la mas menor idea del por que me desperté tan temprano.

Normalmente despierto a las nueve de la mañana, me en listo y voy al trabajo, pero son las seis de la mañana y estoy aquí, acostada en mi cama con la mirada perdida en algún lugar del techo.

Traté de volver a dormir, pero simplemente mis ojos no dejaban de envolver a abrirse.

Decidida a no divagar más, me levante de la cama y me fui al baño a ducharme, tratando de hacer el menor ruido para no despertar a mi amiga que está todavía durmiendo.

Al salir de la ducha, decidí tomar lo primero que vi de ropa de mi habitación, que consistía de unos jeans, una camiseta de mi grupo de rock favorito osea de Nirvana, y una sudadera roja.

Me seque el corto cabello -hasta un poco mas abajo de los hombros- con la toalla lo mas rápido posible y me dispuse a atarme las Converse de mis pies.

Antes de salir por la puerta del departamento tomé el libro que estaba terminando de leer y lo lleve conmigo.

Fui al metro. No tenia nada mas que hacer, era muy temprano y estaba abierto así que me animé a ir a dar un paseo por el metro.

Pague y me senté al lado de la ventana. Estaba completamente vacio, lo que provocó que sintiera un ligero  escalofrío.

El trallecto se hizo corto para mi quizás por que estaba muy sumida en mi lectura.

Al levantarme, por la ventana vi en el otro vagón del metro de al lado, un hombre. Un joven, mas bien.

Lo que llamó mi atención al verlo no fueron sus ojos increiblemente azules, o su cabello dorado, sino el hecho de que él tenía en sus manos el mismo libro que yo estaba leyendo.

Él al verme, abrió mas sus ojos por la sorpresa de que una mujer te esté viendo y mas aún cuando el mismo libro que lees lo estaba leyendo ella -duh-.

Me sonrió. No pude evitar devolverle la sonrisa.

El muchacho se que estaba por sentarse en el asiento, empezó a caminar hacia la salida del metro-tren, pero éste comenzó a avanzar y las puertas se cerraron impidiendole la salida al joven.

Al comenzar a avanzar lentamente el metro, el rubio se acercó a la ventana que estaba frente a la mía y poso sus manos en ella. Me miró con súplica mientras seguía alejandose el metro, y yo segui manteniendo la mirada, hasta que el metro-tren se alejo lo suficiente para no verlo.

Llegué a casa una hora después.

Allie seguía dormida.

Todavía mantenía ese rostro en mi mente; esos labios, que para ser sincera me moriría por besarlos hasta que estén sonrojados. Esos ojos, el azul más hermoso e hipnotizante que jamas halla visto. Y que esté leyendo el mismo libro que yo...

Sentía algo raro, dificil de explicar. Sentía que tenia que saber más de ese hombre.

Aleje a mis pensamientos sobre él y volví a concentrarme en mi libro.

Cosas del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora